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GUADALAJARA COMO ESPACIO NARRATIVO

GUADALAJARA COMO ESPACIO NARRATIVOLas ciudades cobran una especial importancia en la novela, son los espacios de convergencia de los personajes, los escenarios sutiles donde se desarrollan las acciones, los paisajes de un tiempo definido y una época precisa. Guadalajara como espacio narrativo es un hecho en muchas obras contemporáneas, que nos permiten disfrutar de la vista imaginaria de grandes construcciones, lugares abiertos, sitios cerrados de carácter público, colonias en la periferia, incluso de hospitales.

Recrear Guadalajara es un oficio de quienes la aman. Comencemos con la novela de Adriana Abundis, quien asienta su historia, Manzanas verdes, en el Barrio del Retiro, al norte del parque Morelos. La narración ofrece pasajes de ese entorno verde cuando llevaba el nombre de Alameda, del templo neogótico conocido como del padre David Galván, cercano al antiguo Hospital Civil, de las estaciones de trenes, como la de San Francisco, en pleno corazón de la ciudad.

GUADALAJARA COMO ESPACIO NARRATIVOEn Manzanas verdes, publicada en junio de 2021, las y los lectores pueden revivir una historia de amor ocurrida hace cien años, protagonizada por una pareja de profesores combativos, quienes desde el idealismo más puro deseaban reformar el idioma español, hacerlo más mexicano, apegado a los sonidos reales de la lengua. Se adhirieron entonces al movimiento latinoamericano desde Guadalajara en el periódico llamado El ortografico kinsenal (1939) de Alberto Brambila Pelayo.

Alberto M. Brambila Pelayo fue un filólogo y escritor que estableció en Guadalajara su imprenta y en 1926, junto con Luis Páez Brotchie inició en la urbe el Sistema Rasional Ortografiko Hispanoamerikano, cuya base central fue unificar en una sola letra los sonidos de la b y v; la s, c, (con sonido suave) y  z. La labor de Brambila, cristalizada en el Diccionario del Lenguaje Popular de Jalisco lo hizo merecedor al Premio Jalisco, en 1957.

Manzanas verdes se presentó este año en dos foros, el Centro Cultural Calzada y en La Otra FIL, sitios donde encontró a los lectores diversos, los interesados en la historia tapatía, seguidores de los movimientos sociales; a quienes gustan de ver representada su ciudad, desde los efluvios surgidos de sus calles y de aquellos a quienes les conmueven las historias de amor verdadero, surgido del alma de un hombre hacia una joven profesora.

GUADALAJARA COMO ESPACIO NARRATIVOLos lectores más jóvenes encontrarán en la obra de Adriana Abundis el antecedente ortografiko tapatío del capítulo 69 de la novela Rayuela de Julio Cortázar, quien en ese apartado recrea la historia de un militar suicida. Estas y otras curiosidades son anzuelos para leer la novela que considera a Guadalajara como espacio narrativo, asunto que trataremos a lo largo del año, con motivo de la declaración de Guadalajara como la capital mundial del libro.

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