Considerado uno de los más importantes centros poblacionales prehispánicos enclavados en el Occidente de México, este sitio arqueológico ubicado al sur poniente del centro histórico de Guadalajara, en el municipio de Zapopan, abarcó en su época de esplendor (año 900 D.C) un área mayor a las 100 hectáreas de las cuales hoy se niegan a ceder ante la modernidad y el crecimiento urbano poco más de tres hectáreas.
De acuerdo con los Arqueólogos investigadores Martha Lorenza López Mestas Camberos y Javier Alanís, este asentamiento, si bien no tenía un objetivo religioso, si representaba el poder administrativo dentro de una sociedad organizada, cuyos vestigios existen dentro de este polígono, mismas que yacen sepultados a pesar de muchos trabajos que se han realizado desde la década de los años 50´s del siglo pasado, y cuyas condiciones jurídicas por un conflicto con la tenencia de la tierra y manejos equívocos de las autoridades municipales, así como el desinterés del Estado, parece haber condenado al olvido esta cultura occidental de la cual aún se sabe muy poco.
“Este es un sitio importantísimo porque llegó a ser, el más importante del Valle de Atemajac porque logró tener el control de antiguas rutas de intercambio, no solamente al interior del Valle de Atemajac sino hacia las zonas vecinas. Esto se puede observar gracias a la enorme cantidad de vestigios monumentales que aún se pueden apreciar, logrando subsistir hasta el presente”, explicó la Investigadora.
Los avances alcanzados en los trabajos de recuperación de este lugar, mismos que se iniciaron décadas atrás; se vieron truncados por la falta de interés de los nuevos gobiernos, sentenciando este patrimonio nacional al deterioro, el vandalismo, el saqueo y lo que puede considerarse mucho peor, la incertidumbre jurídica y la tramitología oficialista.
“Esta antigua ciudad prehispánica tuvo dos etapas de ocupación, la más temprana que correspondería a una aldea de la tradición de las tumbas de tiro alrededor de los años 200 a 400 DC y la segunda fue del apogeo del sitio, que fue la denominada fase Grillo que fue de los 400, 450 aproximadamente al 700, 800 DC. Y es en este momento cuando se construyeron todos estos edificios, los más grandes, el grado de importancia de este lugar trasciende a la época actual ya que se puede obtener información más precisa sobre los antecedentes de lo que hoy es Guadalajara”, precisó López Mestas Camberos.
La capital jalisciense fue construida sobre un gran número de asentamientos y vestigios prehispánicos que, al paso de la modernidad y el crecimiento urbano, fueron desapareciendo y en el mejor de los casos, aún permanecen ocultos bajo las construcciones actuales.