COLAPSA AHUALULCO DE MERCADO JALISCO DEMOGRÁFICA Y ECOLÓGICAMENTE POR MONOCULTIVOS
El municipio Ahualulco de Mercado, ubicado en el corazón de la región Valles de Jalisco, ha pasado de ser un apacible lugar provincial cuyo referente turístico por muchos años fue el sitio conocido como la zona de las «Piedras Bola», a convertirse hoy en un hacinamiento humano en total abandono por las autoridades, propiciado por los índices de inseguridad que priva en la región y la llegada descontrolada de trabajadores del campo y sus familias.
En la actualidad enfrenta diversas condiciones alarmantes, de acuerdo con los habitantes de la cabecera municipal; aquel panorama provincial, pueblerino en donde la armonía con la naturaleza y la tranquilidad quedó solamente en el recuerdo de quienes nacieron, crecieron y permanecieron en el Ahualulco de sus antepasados, el terruño hoy totalmente transformado por la voracidad de unos cuantos y la ignorancia de otros.
Totalmente fuera de control, sin un orden social y mucho menos urbanístico; el actual gobierno de este municipio emecista, encabezado por José Bladimir Arreola Álvarez ha permitido el desplazamiento sistemático de más de ocho mil Ahualulcences a los nuevos habitantes, cediendo obligadamente su territorio a intereses que con engaños fueron adquiriendo nuevos dueños, y con ello, los intereses de cuanto representa esta demarcación geográfica, político y social.
Según algunos habitantes de este poblado, primero llegaron algunos que se dijeron «empresarios», quienes no solamente les «pintaron» a los ejidatarios y campesinos locales, mejoras en los cultivos tradicionales, mismos que después se transformaron en otras opciones, más rentables económicamente; primero sustituyeron el maíz, la caña de azúcar, sorgo y otros, por berries.
«Empezaron a desmontar las laderas y los cerros de alrededor del pueblo, de la noche a la mañana acabaron con los árboles y aparecieron las lonas blancas, como invernaderos» dijo un humilde campesino local.
Luego llegaron «trabajadores» procedentes del Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca y otras entidades del país, quienes fueron traídos por las empresas, como Divemex. «Primero se trajeron a puros trabajadores para los cultivos de los berries, y los acomodaron en unas palomeras, allí se ven, pegadito a la carretera; después se trajeron a las familias completas y allí los tienen, en cuartitos de tres por tres, como animales» señaló una señora de la tercera edad quien no quiso dar su nombre por temor a represalias.