REFINADAS TÉCNICAS ANCESTRALES RESCATADAS POR LAS MANOS MAESTRAS DE UN ARTESANO SINGULAR
Por: Redacción/ TEN/ Cultura
Marcelino Eduardo Sánchez Rodríguez, es un artesano muy especial y distinguido, (reconocido con el Galardón Nacional en la IX Edición del Concurso Grandes Maestros del Patrimonio Artesanal de México) entre otros premios, con una trayectoria de 35 años trabajando el arte popular.
Es experto en arte plumario, cera escamada y en la elaboración de miniaturas con materiales orgánicos como concha nácar y hueso de res, técnicas prehispánicas en peligro de extinción y que se empeña en rescatar.
Sánchez Rodríguez se considera un artesano empírico, pues en su familia solo sus tías abuelas trabajaron la técnica de cera escamada; de ellas conserva alrededor de 500 moldes: “Casi todas las técnicas que trabajo son las artes menores que se practicaban en el México del Virreinato, como la cera escamada, la cual consiste en hacer unas pequeñas láminas, como una especie de papel picado, pero en cera de abeja: esta moldería es antigua. Conservo alrededor de 500 moldes hechos de barro que logré rescatar de mis tías abuelas, que fallecieron”.
Detalla que esta técnica, la cual tiene muchos significados y usos en diferentes zonas del país, se aplica sobre velas de cera como un adorno que simula escamas de pez, por eso el nombre: “Lo que sobresale es el ingenio de cada artista para adornar este tipo de velas que se utilizan, sobre todo, en las fiestas patronales, en una petición de mano, para hacer una ofrenda al santo patrono por algún favor recibido o como una especie de pago por alguna manda o milagro que recibió la persona que ofrenda”.
Dicha técnica es con la que Marcelino Eduardo Sánchez comenzó su carrera artesanal; pero, desde hace 35 años, se enfoca en el rescate del arte plumario, técnica milenaria más antigua en México: “Tiene más de 3 mil años de antigüedad y encontró su más alto desarrollo en el siglo XV, época en que se les llamó a los artesanos especializados en plumas amantecatl, a quienes incluso los consideraban de la realeza y los llevaban a vivir a los palacios, aunque fueran de estatus bajo”, destaca.