EXPERTOS POLÍTICOS DE IZQUIERDA ANALIZARON PROBLEMÁTICA Y FLAGELOS DE JALISCO
Por: Dolores Casas/ TEN/ Política
En un evento realizado en el Centro Universitario de ciencias económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara (CUCEA), el líder nacional del Movimiento Nacional por la Esperanza, René Juvenal Bejarano Martínez, convocó a un urgente pacto de Estado y sociedad para enfrentar la crisis de desapariciones forzadas en México, calificándola como “la herida abierta de un país que no ha podido enterrar a sus muertos ni abrazar a sus ausentes”.
Ante el Magistrado Luis Enrique Villanueva Gómez, representante del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco (STJ); el diputado federal José Luis Sánchez, del Partido del Trabajo, y el ex ombudsman Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, Bejarano Martínez delineó la perspectiva de la memoria, las heridas y los horizontes frente a este flagelo que azota, particularmente, al estado de Jalisco.
Bejarano Martínez, un político de izquierda, Licenciado en Sociología por la UNAM, y una trayectoria que lo ha visto transitar del PRI al PRD para convertirse en figura prominente cercana a Andrés Manuel López Obrador durante su gestión en el Distrito Federal (2000-2005), ofreció un análisis incisivo. Su experiencia como profesor normalista, catedrático universitario, activista y fundador de cuatro partidos políticos, le otorga una voz para abordar temas tan sensibles como el que hoy lacera a la sociedad mexicana.
LA BRUTAL REALIDAD DE LA DESAPARICIÓN FORZADA
El también líder del Movimiento Nacional por la Esperanza inició su intervención con una contundente definición: “La desaparición forzada es uno de los crímenes más atroces que pueden cometerse en una sociedad”. Implica la privación de la libertad de un individuo, seguida de la negativa a reconocer el hecho o de ocultar su paradero, dejando a la persona “fuera de la protección de la ley”.
Aunque inicialmente asociada a “agentes del Estado” –policías, militares o cuerpos de seguridad–, en México el concepto se ha expandido para incluir a particulares, grupos criminales y redes de trata, a menudo con la “tolerancia, aquiescencia o complicidad de autoridades”.
Esto, en sus palabras, representa la “ruptura del pacto básico de convivencia donde el Estado no protege y en ocasiones participa”.
DE LA «GUERRA SUCIA» A LA CRISIS HUMANITARIA DEL SIGLO XXI
El profesor Bejarano Martínez hizo un recuento histórico, señalando que, en los años 60 y 70, durante la Guerra Sucia, la desaparición forzada fue un mecanismo de control político. Sin embargo, la violencia se reconfiguró con el auge del narcotráfico a partir del año 2006, transformando lo que era un instrumento estatal en una práctica extendida que entrelaza el crimen organizado y el aparato público.
Hoy, con más de 114 mil personas desaparecidas en México (cifra actualizada a 2025), la ONU ha calificado la situación como una crisis humanitaria. El rostro del desaparecido ya no es solo el del militante, sino el del estudiante, la trabajadora, el migrante, el adolescente.
Jalisco, y específicamente Guadalajara, han sido lamentablemente protagonistas de esta crisis, alcanzando visibilidad mundial durante el Mundial Sub-17 de 2016, cuando las familias denunciaron la contradicción entre el espectáculo y la tragedia local. El hallazgo del Rancho Izaguirre, un “campo de adiestramiento y exterminio” donde se practicaban torturas y desapariciones, es un macabro recordatorio de esta realidad.
LAS CONSECUENCIAS: DOLOR AMBIGUO Y UN ESTADO FALLIDO
Las consecuencias sociales y emocionales son devastadoras. Para las familias, la ausencia es un “duelo imposible, descrito por la psicología como dolor ambiguo, un sufrimiento perpetuo donde esperanza y desesperación se entrelazan”. Las madres buscadoras se han convertido en “arqueólogas del horror”, cargando palas en lugar de flores. A nivel político, este fenómeno “exhibe un Estado que no logra o no quiere garantizar lo más elemental: la vida”.
Hizo mención de casos emblemáticos como las muertes de Juárez, Ayotzinapa, y las fosas clandestinas de Veracruz, Tamaulipas o Morelos, revelan la brutalidad de los perpetradores y la negligencia o complicidad estatal.
PROPUESTAS PARA UN FUTURO CON ESPERANZA
Frente a este panorama desolador, René Bejarano Martínez y el Movimiento Nacional por la Esperanza proponen un “pacto de Estado y de sociedad” para detener y revertir el fenómeno, que incluye:
- Fortalecer la investigación y la justicia con fiscalías autónomas y recursos suficientes.
- Crear un sistema nacional unificado de identificación forense.
- Implementar la CURP biométrica con huellas digitales y datos faciales.
- Ampliar la protección a testigos y denunciantes.
- Impulsar campañas de prevención y educación.
- Fortalecer los colectivos de familiares, reconociéndolos como interlocutores legítimos.
En sus palabras finales, resonando con la histórica frase de Rosario Ibarra de Piedra, Bejarano Martínez afirmó: “La tarea no es solo de justicia, sino de memoria. ‘Mientras no sepa dónde está mi hijo, no tendré descanso, porque vivos se los llevaron y vivos los queremos'».
En su intervención, el diputado federal José Luis Sánchez González, del Partido del Trabajo (PT), alzó la voz con un llamado urgente a la acción y a la responsabilidad frente a una de las crisis humanitarias más profundas que enfrenta el país, particularmente Jalisco.
Un Reencuentro entre Camaradas de Lucha
Conocido por su activa participación en las filas del PSUM y el Partido Mexicano Socialista, el diputado Sánchez González compartió la alegría de coincidir nuevamente con “su querido amigo René Bejarano”, a quien conoce desde hace décadas en las trincheras de la lucha política y social. Recordó el destacado papel de Bejarano como secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, subrayando que su nombramiento no fue casual, sino un “reconocimiento a su contribución para hacer posible el triunfo de la izquierda en el Distrito Federal”, asentado en el movimiento social más fuerte de aquel entonces que él mismo encabezaba.
DE ROSARIO IBARRA A LAS 113 MIL VÍCTIMAS DE HOY
La intervención del diputado Sánchez González estuvo marcada por una profunda conexión personal con el tema. Reveló que el asunto de la desaparición forzada lo conmueve “profundamente”. Tuvo el privilegio de ser parte de la 53 Legislatura hace 40 años, siendo entonces el diputado federal más joven, donde conoció a Rosario Ibarra de Piedra.
Relató cómo Ibarra de Piedra, postulada a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, les pidió a los 12 diputados del PSUM (entonces abriendo brecha para la izquierda) que portaran la foto de un desaparecido frente al presidente de la República.
“Fue un desafío al régimen que asumimos con mucho orgullo”, afirmó, recordando haber escuchado por primera vez el potente grito de “¡Vivos se lo llevaron y vivos los queremos!”.
Sánchez González expresó su sorpresa y consternación al constatar que, lo que creyó que se extinguiría con el fin de un Estado que “aniquilaba, silenciaba, desaparecía a sus críticos” en la Guerra Sucia, se ha multiplicado de manera exponencial. De los 500 o 700 casos de entonces, hoy se enfrentan a 113 mil desapariciones a nivel nacional y la espeluznante cifra de 18 mil en Jalisco.
“Que desaparezca 18 mil es una tragedia. Es una cifra horrorosa que debiera de provocar que todos nosotros estuviéramos levantados y además alzando la voz hasta el cielo”, sentenció.
El legislador del PT lamentó que la sociedad no haya logrado “romper la barrera del miedo” ni “derrotar la narrativa de que es que andaban en malos pasos”, lo que conduce a la indiferencia, sin comprender que “ese fenómeno criminal, que hoy lo vemos en otras familias y en otros rostros, el día de mañana puede terminar convirtiéndolos en víctimas a todos nosotros”.
En un mensaje directo a la situación local, Sánchez González afirmó que en Jalisco “no basta con las reformas que hemos hecho al andamiaje jurídico”. Subrayó la imperante necesidad de “deslindar responsabilidades en relación con los gobernantes que hemos padecido, los cuales tienen o complicidad o han actuado con negligencia frente a este fenómeno criminal”.
Fue enfático al denunciar la infiltración de policías, el Poder Judicial y las fiscalías, y la complicidad de “gobiernos municipales y estatales”. Citó el caso del Rancho Izaguirre, donde el presidente municipal está preso por vínculos demostrados con el crimen organizado, y el procesamiento de elementos en más de 30 comisarías.
Finalmente, el diputado José Luis Sánchez González hizo un llamado a una “depuración y un saneamiento profundo y una transformación” del Poder Judicial y de las fiscalías, pues “a veces en el mismo Ministerio Público arranca el proceso de descomposición y de corrupción””. Concluyó agradeciendo a René Bejarano por impulsar esta reflexión, destacando que esta es una “asignatura que tenemos pendiente los ciudadanos de Jalisco y los luchadores de esta patria”.