Existe una diversidad de obras de mujeres mexicanas y extranjeras que formaron parte de un movimiento que transformó de manera radical el arte público en México durante el siglo XX.
Una mujer con el rostro suplicante es arrastrada de los cabellos por un hombre que a la vez destruye un libro en el aire. Mientras el cuerpo de la mujer es tirado enérgicamente, otro hombre, cuyo rostro es imposible de ver por el gran sombrero que porta, la golpea con la cantonera de un rifle. El acto es observado por un trío de niños que se resguardan detrás de un muro, incluso uno parece esconder su rostro ante la imposibilidad de concebir este acto de violencia.
La escena forma parte del mural Atentado a las maestras rurales, pintado en 1936 y ubicado en el Centro Escolar Revolución, localizado al sur del Centro Histórico de la Ciudad de México; se trata de una obra elaborada por Aurora Reyes, considerada la primera mujer muralista de nuestro país. Las obras murales en México realizadas por mujeres son bastas; sin embargo, poco se ha hablado de ello, pues el muralismo en nuestro país tiene una identidad marcada por la influencia e impacto del trabajo de quienes son considerados “Los tres grandes del muralismo”: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Sin embargo, más allá de esa narrativa existe una diversa obra de mujeres mexicanas y extranjeras que formaron parte de un movimiento de artistas que transformaron de manera radical el arte público en México durante el siglo XX y que en sus obras reflejaron la preocupación social que marcó la época y la generación de creadores a la que pertenecieron.
Rina Lazo (1923-2019)
Originaria de Guatemala y fallecida recientemente, esta pintora arribó a México en 1946 tras ganar una beca para estudiar pintura en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. La llegada de Lazo a México se dio cuando el muralismo ya estaba convertido en una de las actividades culturales más importantes del país. Fue asistente de Diego Rivera, con quien trabajó en el icónico mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Rivera se convertiría en maestro de Lazo, y ésta en una pieza destacada del muralismo mexicano.