ORBE

ESTADOS UNIDOS, UN PAÍS SIN DERECHOS HUMANOS.

La retirada de Washington del Consejo de Derechos Humanos de la ONU recibió una condena internacional, e incluso aliados cercanos de la OTAN de Europa describieron la decisión como lamentable.

La enviada de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, anunció la decisión de abandonar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH) el martes, descartando al organismo internacional como un «protector de los violadores de los derechos humanos y un pozo negro de prejuicios políticos».

Mientras explicaba la decisión, Haley argumentó que el consejo poseía un «prejuicio crónico» contra Israel.

El anuncio ha sido duramente condenado, con Israel siendo la excepción notable. Los aliados de los EE. UU., Los enemigos y los grupos de derechos humanos por igual han estado criticando la medida como perjudicial para el objetivo declarado del consejo de promover y proteger los derechos humanos en todo el mundo.

La Unión Europea comentó que la retirada «corre el riesgo de socavar el papel de Estados Unidos como un campeón y partidario de la democracia en el escenario mundial», mientras que el secretario de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, calificó la maniobra como «lamentable».

El diputado laborista Richard Burgon fue un paso más allá, especulando que la decisión fue motivada por el deseo de Trump de tener «aún menos escrutinio de sus horribles políticas».

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