CONTENTO Y AVERGONZADO
Por: Dr. Luis Octavio Cotero Bernal
Director del Observatorio Académico de Justicia y
Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos
de la Universidad de Guadalajara.
Dispense mi querido lector esta jactancia que expreso con toda modestia y con plena certeza de que, es precisamente la conciencia el juez más rigorista que posee todo individuo.
Los juicios de los demás, respecto al hacer o al no hacer de cada uno de nosotros, salen sobrando cuando el individuo tiene plena conciencia de lo que hace y de lo que omite y valga esta ocasión mi comentario por la imputación que realiza la Fiscalía Anticorrupción en mi contra, aparentemente por haber incurrido en un delito, el cual nace de la acción desplegada por la Fiscalía del Estado, al decidir que, unas cajas refrigerantes en cuyo interior se contenían los cuerpos de unas personas, se trasladaran a diverso lugar del que se encontraban en calidad de resguardo.
El tema que me ocupa es uno de los temas en el que la autoridad ha estado ausente, evadiendo así su responsabilidad, esa responsabilidad que les impone la ley, pues no se requiere tener conocimiento del derecho para entender que, es precisamente la autoridad, quien tiene el deber de otorgarle a todo ciudadano, la seguridad suficiente para vivir en paz y por ende, someter al criminal.
La ley primaria de los mexicanos impone a los gobernantes de los tres niveles, sus facultades y obligaciones, dotándoles de recursos y de instituciones para que la sociedad logre vivir en paz, desde la comunidad más pequeña hasta la totalidad de la patria y de no hacerlo, todo ello constituye una indiscutible traición.
Nuestro país hoy vive una tragedia permanente, donde ni siquiera la sangre derramada por las víctimas del crimen y los desaparecidos, provocan en los gobernantes, tan siquiera la más mínima intención de reconocer tan severas problemáticas, menos aún de erradicarlas.