El empleo 2021: La población ocupada llegó a 55 millones 242 mil, dos millones 269 mil más que en el primer trimestre de 2021, pero 80% de ellos se incorporaron al mercado laboral en condiciones de informalidad. “Los trabajadores informales sumaron 31 millones 24 mil hacia finales de junio, un millón 854 mil más que el trimestre anterior.” INEGI. Las personas ocupadas que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de
trabajo de lo que su ocupación actual les demanda, conocida como población sub- ocupada, sumaron siete millones 332 mil en el segundo trimestre de este año, lo que significa un aumento de 11 mil 545 personas respecto al primer trimestre.
El 80% de los empleos nuevos carece de prestaciones y servicios de salud. “La mayoría tiene más o menos los mismos ingresos que hace 20 años. Los salarios se han estancado o declinado para la mayoría. Esta no tiene precedente en los últimos 20 años. Y en los últimos tres años, el crecimiento se ha situado en los niveles de los años 50 y 60. Una familia media en los EEUU trabaja ahora más que hace 20 años para ganar lo mismo” LA GLOBALIZACIÓN La justicia se ha convertido en un bien accesible solo a unos pocos. Mientras los ejecutivos de Wall Street utilizaban a sus abogados (que cobran elevados honorarios) para asegurar que no fueran responsabilizados de las fechorías que la crisis de 2008 puso tan gráficamente de manifiesto, los bancos abusaron de nuestro sistema legal para ejecutar hipotecas y desahuciar a personas, algunas de las cuales ni siquiera estaban
endeudadas.
El mito global solo nos empuja a la era de la melancolía. El modelo de la codicia se balancea entre la ira y la codicia; mientras la aldea global es solo una esperanza ingenua.
Los “cínicos” modelos económicos nos establecen en una confortable irrealidad. En esas “fábulas” económicas nos dicen que dejando “obrar” al mercado se aplican más Eficientemente los recursos, se incrementan los beneficios, y se distribuyen mejor las riquezas. Un mercado sin ley, abandonado a su capricho especulativo y superior a toda
normativa nacional o internacional. Nada se dice de la generación de inestabilidad, de las crisis internacionales y de las desigualdades crecientes. Nada se dice sobre la distancia creciente entre espacio económico y control político.
The Great Divide estaban los que retrataban las frustraciones de la juventud, que ansía incorporarse a nuestra menguante clase-media.
Unas matrículas por las nubes y unos ingresos cada vez menores se han plasmado en unas cargas de deuda mayores. A lo largo de los últimos treinta y cinco años, los ingresos de quienes solo tienen un diploma de secundaria se han reducido en un 13 %. Esto es que los que tienen oportunidades de tener una mejor educación no es garantía de cambio de bienestar, sujeta al mecanismo del mercado de mejores expectativas de jóvenes que
se desarrollan en un área de conocimiento.
La desigualdad social que encrudece en el siglo XXI: Nuestra economía, nuestra democracia y nuestra sociedad han pagado por estas enormes iniquidades. La verdadera piedra de toque de una democracia no está en la cantidad de riqueza que puedan acumular sus príncipes en paraísos fiscales, sino en el grado de bienestar del ciudadano medio, más aún en Estados Unidos, donde la imagen que tenemos de nosotros mismos está arraigada en nuestra pretensión de ser una gran sociedad de clases medias. No obstante, los ingresos medios actuales son inferiores a los de hace un cuarto de siglo. El crecimiento ha llegado a las máximas cumbres, donde la proporción se ha cuadruplicado desde 1980.