CULTURAREGIÓNTURISMO

PORTALES HISTÓRICOS DE GUADALAJARA A PUNTO DE COLAPSAR.

Desde su establecimiento en el Valle de Atemajac, en la cuarta fundación, la ciudad de Guadalajara fue proyectada con ideas simples, prácticas y visionarias; desde su trazó original perceptible en sus céntricas calles, hasta la arquitectura refinada que aún se puede rescatar en los vestigios de sus casonas sobrevivientes a la modernidad.

Algo muy singular en la capital jalisciense son sus portales, pasillos con arquería en la que descansan bóvedas de edificaciones elevadas, lugares que han sido mudos testigos de la historia de una ciudad cambiante, con su gente y sus tradiciones, ahora en peligro de desaparecer.

PORTALES HISTÓRICOS DE GUADALAJARA A PUNTO DE COLAPSAR.
Parte superior dela antigua construcción que alberga dos tiendas departamentales importantes que descansan sobre el protal Quemado de la calle Pedro moreno. (vea la grieta)

Según consta en documentos conservados por el archivo histórico de Guadalajara, El rey Felipe II ordenó en el año 1573 que «toda la plaza a la redonda y las cuatro calles principales que de ellas salen tengan portales, porque son de mucha como suelen concurrir».

En esos tiempos toda orden del monarca se cumplía al momento y sin alegatas, apenas habían transcurrido 31 años de fundada la ciudad cuando se comenzaron a construir los portales.

El primero en construirse fue el que se encuentra frente a Palacio de Gobierno, llamado de Santo Domingo y Santa María de Gracia, (hoy en día, el más propenso a colapsar por los trabajos subterráneos de la línea 3), este portal tenía en sus cuatro ángulos unas esculturas de cantera de tamaño natural con la figura de perros. Dos de estas estatuas caninas las rescato Ixca Farías, organizador del Museo Regional de Guadalajara y deben seguir ahí, la tercera estaba en el jardín de una casa por la calle de Tolsá (Enrique Días de León) cerca de la Av. la Paz y de la cuarta nada se sabe.

El portal ubicado entre las calles de 16 de septiembre, Juárez, Colón y Pedro Moreno, fue bautizado con el nombre de Agustinos, este es más contemporáneo que el de Santo Domingo. Mientras que uno más, ubicado entre las calles de Corona, 16 de septiembre y Pedro Moreno, está otro portal llamado «el Portal Quemando», el cual fue construido en 1604 por el mayorazgo Diego de Porres Baranda.

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