En el atrio del templo de Santa Cecilia (patrona de los músicos), al oriente de Guadalajara, una imagen del Papa viajero fue colocada en recuerdo de aquel día 30 de enero de 1979.
Después de recibir el saludo de bienvenida del señor cardenal José Salazar y del señor arzobispo de esta ciudad, Monseñor Ernesto Corripio, acabo de terminar la celebración de mi primera Misa en tierra mexicana, ofrecida en esta catedral metropolitana.
Estoy muy contento de encontrarme aquí con vosotros y saludo a todos y cada uno, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, personal adultas, padres y madres de familia. Pero llegue mi saludo especialmente cordial a los jóvenes, a los niños, a los ancianos y enfermos.
Sabed que el Papa ha rezado en la Misa por todas vuestras intenciones, pidiendo al Señor que os conduzca por el camino de la rectitud moral, del amor a Cristo y a la Iglesia, que os dé su consuelo si tenéis algún motivo de tristeza o dolor, y os conceda vivir con autenticidad vuestra vida cristiana.
Sobre todo, en estos días en que estaremos cercanos, rezad también vosotros por el Papa y por la Iglesia. Y pidamos con fervor a la Virgen de Guadalupe que Ella nos ayude en nuestro camino y sea nuestra guía hacia su Hijo y Hermano nuestro, Jesús.
Este fue el recorrido que realizó el Papa Juan Pablo II durante 12 horas que permaneció durante su visita en Guadalajara. fotos: Guadalajara Antigua.
A todos el Papa os da con gran afecto su bendición.
Más tarde frente al cuerpo diplomático acreditado en la ciudad de México, el mensaje emitido por el sumo pontífice hizo énfasis en la seguridad y la paz.
Así fue transcurriendo la agenda del Papa en tierras mexicanas; para el sábado 27, la comunidad polaca establecida en la capital nuestro país, a ellos les dejó un mensaje simple, aquí parte de su discurso: Os diré además que si tuve el valor de emprender este viaje a México, ya en los primeros meses de mi pontificado, para participar en una labor tan difícil como es la Conferencia de los Obispos Latinoamericanos en Puebla, lo hice guiado por la confianza en la Madre de Dios, por su ayuda; como me ayudó en Polonia, en Cracovia, así me ayudará también aquí en México, aunque éste es un mundo distinto, el Nuevo Mundo, gente distinta, pero tan cercana.
Debo confesaros que estoy profundamente emocionado por el recibimiento con que me ha acogido toda la sociedad y la nación mexicana, sobre todo en esta gran ciudad con 12 millones de habitantes.
Tengo confianza en que la Madre Santísima me ayudará en el trabajo que se presenta ante nosotros, ante mí. Creo que la experiencia adquirida durante 20 años como obispo en Polonia me ayudará a ver tantos problemas que aún atormentan como nuevos, como no concretados en la mentalidad del pueblo, y quizá tampoco en la mentalidad de los sacerdotes de este continente, y me ayudarán a encontrar la respuesta sencilla y clara esperada por todos, porque éste es el deber del Papa: hablar de manera sencilla y clara, y así confirmar a sus hermanos.
Minutos más tarde, ante sacerdotes diocesanos y religiosos, llevó a cabo un encuentro y a ellos les dijo: Sois servidores del Pueblo de Dios, servidores de la fe, administradores y testigos del amor de Cristo a los hombres; amor que no es partidista, que a nadie excluye, aunque se dirija con preferencia al más pobre. A este respecto, quiero recordaros lo que dije hace poco a los superiores generales de los religiosos en Roma: “El alma que vive en contacto habitual con Dios y se mueve dentro del ardiente rayo de su amor sabe defenderse con facilidad de la tentación de particularismos y antítesis que crean el riesgo de dolorosas divisiones; sabe interpretar a la justa luz del Evangelio las opciones por los más pobres y por cada una de las víctimas del egoísmo humano, sin ceder a radicalismos sociopolíticos que a la larga se manifiestan inoportunos, contraproducentes” (A los superiores generales de las órdenes religiosas, 24 de noviembre de 1978) .
Panorámica de la Colonia Santa Cecilia en Guadalajara, la vista aérea ubica hacía la parte superior, una distancia aproximada a 400 metros, fue el lugar donde llegó su Santidad en 1979.
Sois guías espirituales que se esfuerzan por orientar y mejorar los corazones de los fieles para que, convertidos, vivan el amor a Dios y al prójimo y se comprometan en la promoción y dignificación del hombre.
Ese mismo día, Karol Wojtyla hizo lo propio con religiosas provenientes de todas partes del país y entre otras cosas refirió: Sois una fuerza importantísima dentro de la Iglesia y de la misma sociedad, esparcidas en innumerables sectores como el de las escuelas y colegios, las clínicas y hospitales, el campo caritativo y asistencial, las obras parroquiales, la catequesis, los grupos de apostolado y tantos otros. Formáis parte de diversas familias religiosas, pero con un mismo ideal dentro de diferentes carismas: seguir a Cristo, ser testimonio vivo de la perennidad de su mensaje.
Es la vuestra una vocación que merece la máxima estima por parte del Papa y de la Iglesia, ayer como hoy. Por eso os quiero expresar mi gozosa confianza en vosotras y alentaros a no desmayar en el camino emprendido, que vale la pena proseguir con renovado espíritu y entusiasmo Sabed que el Papa os acompaña con su oración y se complace de vuestra fidelidad a la propia vocación, a Cristo, a la Iglesia.
Los compromisos agendados en la visita pontificia continuaron, el domingo 28 de ese mes visitó Puebla de los Ángeles y el lunes 29 Oaxaca recibió al Papa, primero el Arzobispo en el aeropuerto oaxaqueño y posteriormente lo hicieron campesinos e indígenas del municipio de Cuilapan, para retornar a la ciudad de México y continuar recibiendo organizaciones católicas.
El Papa Juan Pablo II a bordo del «papamovil» rumbo a la Catedral Metropolitana, la imagen refiere al fondo (Sur) el templo de San Francisco en la entonces Av. 16 de Septiembre (hoy convertido en andador). Foto Créditos GA.
El martes 30 de enero, luego de convivir con los estudiantes del instituto Miguel Ángel, por la mañana, vuela a Guadalajara en donde es recibido por el Cardenal José Salazar López, durante doce horas, millones de personas acompañaron al sumo pontífice en su recorrido por las calles tapatías, el primer punto fue la colonia popular al oriente de Guadalajara, Santa Cecilia, a donde arribó a bordo de un helicóptero “el Tigre II” de doce plazas, del cual descendió en un terreno a espaldas del panteón nuevo, lugar en donde actualmente está el fraccionamiento Guadalajara Oriente, pero hace 45 años era un despoblado sitio y los habitantes de la colonia Santa Cecilia y todas las aledañas, San Onofre, Balcones, Talpita, San Isidro y muchas más abarrotaron las hectáreas del terreno.
Todas las calles lucieron coloridos lazos con papel de china blanco y amarillo (colores del Vaticano) que, para admirar la dedicación popular, el Papa sobrevoló la colonia después de haber recibido un concierto interpretado por centenas de mariachis.
A bordo del papamóvil, un camión descubierto que lo llevó al centro tapatío mientras multitudes salían a su paso por las principales avenidas hasta llegar a la Catedral Metropolitana, pasando por la explanada de la ex penal de oblatos y después en el Estadio Jalisco, donde estuvo ante más de 90 mil feligreses, visitó el seminario mayor y posteriormente Zapopan en donde visitó a la imagen de la generala, todo fue manifestación de emociones, cariño, llanto y devoción al Papa viajero.
Ya por la tarde noche, a bordo del mismo vehículo que lo transportó en la ciudad, fue llevado hasta el aeropuerto Miguel Hidalgo en Tlajomulco de Zúñiga de donde retornó de nuevo a la capital mexicana.
Saludando a los tapatíos durante su camino hacia Zapopan, la imagen refiere la glorieta Normal Av. Alcalde y el entronque Ávila Camacho. Foto: GA.
El miércoles 31 finalmente atendió actividades en la ciudad de México, una de ellas en el Santuario de Guadalupe y volar a su último punto programado, a Monterrey Nuevo León en donde tuvo mensajes para campesinos, obreros y empleados de la ciudad regia.
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