Un poder judicial federal, más allá de lo indigno
Por: Dr. Luis Octavio Cotero Bernal
Director del Observatorio Académico de Justicia y
Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos
de la Universidad de Guadalajara.
Más allá del atraco del presidente de la república de faltar a su palabra, no obstante que, un día manifestó al pueblo de México, concretamente el día en que asumió su cargo y dijo a voz en cuello, tal y como lo reza el artículo 128 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, su compromiso de cumplirla, así como las leyes que de ella emanen, lo que lamentablemente no ha cumplido.
Con la mayor desvergüenza y cinismo, ha pasado por alto el contenido de nuestra carta magna, faltando a su palabra, infringiéndola en perjuicio del pueblo de México, al que le hizo tal promesa, lo que conlleva una grave traición y una negativa para vivir en una sociedad segura, pero lo más doloroso es que, ni tan siquiera cumpla con su deber de proteger la vida, el estado de derecho, pues al día de hoy, las estampitas y los abrazos no son más que, una grave ofensa a la inteligencia y al derecho de cada mexicano.
Yo tengo una hija desaparecida y el gobierno del estado justifica su incapacidad, respecto a tomar acciones eficientes en el combate a la delincuencia, con un argumento tan pobre como lo es, decir que esta mortandad criminal que padece el estado, se debe a que la federación no le asiste con lo suficiente.
Cierto o no cierto, estamos sometidos por una anarquía absoluta, pues tenemos una fiscalía sin personal suficiente, sin equipos, sin capacitación y sin los enseres necesarios, a través de los cuales, les permitan enfrentar en condiciones semejantes, por lo menos, a los del crimen organizado ¡basta de traiciones!, basta de consentimiento por parte de todos los sectores de la sociedad, teniendo claro que, lo que más nos afecta es, la evidente falta de solidaridad entre unos y otros para enfrentar a los actuales gobiernos.
Es urgente superar la cobardía, el confort de la indiferencia, la falta de honor, de dignidad, de amor a la patria y el amor por cada uno de nosotros. ¡Vamos mexicanos! Cambiemos el rumbo para mejorar nuestro destino, el de nuestros hijos, el de nuestros nietos.
El Poder Judicial Federal, de acuerdo al marco constitucional de nuestro gobierno, es el órgano regulador del ejercicio del poder en este país, establecido así en la misma constitución en los artículos 103 y 107, numerales en los que se establece como único juicio consagrado en dicha ley, el de amparo, el que aunado a su historia, los próceres que lo crearon y constituyeron, le dieron a México una gran imagen de pueblo ante todo el mundo: de juristas, de leyes, de orden internacional, superando en mucho, a las bases extranjeras de las que se originó, pero que, de treinta años para acá, los propios funcionarios judiciales, lo han venido destrozando, negándose a enfrentar al poderoso, como el propio presidente actual de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien sin mesura, se ha sometido a los caprichos del titular del ejecutivo federal.
Magistrados y jueces que se desempeñaron durante muchos años, siempre fueron complacientes ante la ineptitud de la entonces Procuraduría General de la República, hoy Fiscalía, ineptitud que se ha visto reflejada en la incapacidad y la deficiencia de la integración de las causas penales, contraviniendo la constitución y agraviando sobremanera a este país.
Afortunadamente, al interior del Poder Judicial de la Federación hay sus muy, pero muy honrosas excepciones como el caso del juez, Juan Pablo Gómez Fierro, Juez Segundo de Distrito en Materia Administrativa, Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y Telecomunicaciones, así como el juez, Rodrigo de la Peza López Figueroa, Juez Especializado en Competencia Económica, quienes han concedió suspensiones a diversas empresas con efectos generales contra la reforma eléctrica, promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador .
Mención aparte al referirme al Juez Undécimo en Materia Administrativa, Civil y del Trabajo y otros jueces más, quienes desgraciadamente están asignados al tercer circuito, con quienes si bien nos va, nos dan justicia a medias y a cuenta gotas, pues el juez al que me refiero al iniciar este párrafo, ha sobreseído demandas de amparo, planteadas contra la evidente e indiscutible inconstitucionalidad de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión para crear el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, a través de la cual se establece que, se creará una base de datos con información de las personas físicas o morales, la cual se integrará con datos como, nombre completo del usuario, nacionalidad, número de identificación oficial con fotografía, clave única de población, así como datos biométricos del usuario, por citar sólo algunos, poniendo con ello en riesgo nuestra persona, nuestro patrimonio, nuestra familia, nuestra seguridad en todos los sentidos.
No basta tener jueces capaces, es necesario tener jueces honestos, valientes, revestidos de dignidad y honor, quienes lleguen al punto, inclusive de perder el trabajo si, así se le pega la gana al presidente de la república, pues no hay que olvidar que, indebidamente y haciendo uso de su prepotencia, acusó sin pruebas y sin un razonamiento lógico por lo menos, ya no digo jurídico, a un juez, quien sólo cumplió con su deber a sabiendas del riesgo que, representa ir en contra de los caprichos del ejecutivo federal y ante la flaqueza del consejo de la caricatura, órgano a quien la ley le llama, Consejo de la Judicatura.