dario fritz

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SOBRE UNOS HIJOS

Uno tiende a conjeturar unos muchachos felices de acceder a conciertos musicales en ciudades distantes, amados hasta la saciedad después de restregar un fulminante piropo como “nos importas mucho”, que la timidez de mostrar los cuerpos juveniles los invadía cuando ya separado de su madre, el padre los llevaba a piscinas de hoteles a pasar el fin de semana.

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OPINIÓNUncategorized

EL MUNDO ALLÁ AFUERA

El desface entre la realidad virtual y la práctica de la vida cotidiana llega al punto que a los 25 años, cuando la corteza frontal del cerebro alcanza su plena capacidad, muchos chicos y chicas de hoy no pueden entrar en ese contacto concreto del día de tomar la decisión de subirse al metro, solicitar un trabajo o manejar un cajero automático. Jonathan Haidt lo llama “la Gran Reconfiguración de la Infancia”

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OPINIÓN

ATRAPADOS EN EL ACOSO DIGITAL

Dar el salto a la adolescencia implica una complejidad de la que se va aprendiendo sobre la marcha. Suele haber consejos de los padres de cómo llevar aquello, pero no abundan. Tampoco es que luego se les haga demasiado caso, se trata de experimentar y descubrir con cada decisión.

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OPINIÓN

AZOTE MULTIMILLONARIO

Para el próximo ciclo escolar, pasado el verano en el hemisferio norte latinoamericano, maestras y maestros van a tener que modificar su tradicional enseñanza de las matemáticas. 1 + 1 ya no será 2. Ahora 2 equivale a 334,000,000. También 2 equivale a 98,000. O esos mismo 98,000 son iguales a 480,800.

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OPINIÓN

DISTRACCIONES ABSURDAS

La empatía no se suele dar por obligación. ¿Qué padre después de entrar con su hija enferma a un hospital tendrá la aspiración de llevarla al museo una vez dada de alta, para jugar y tomarse fotos? ¿Qué niño tendrá fuerzas para cavar en el arenero y buscar restos de dinosaurios después de someterse a un tratamiento hospitalario?

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OPINIÓN

PLANETA DIGITAL

Las pesadillas tienen un monstruo superior que la desbanca de su olimpo del horror.  Se le llama “terrores nocturnos”. Un Frankenstein que como adultos no padecemos. Quienes son padres, sí. Se manifiestan después de los dos años y acaban en la preadolescencia, los doce años, aproximadamente.

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