Lo que se registra en un trozo de película para crear un holograma, es el patrón de interferencia creado por los dos haces láser.
A simple vista, la imagen registrada en ese trozo de película, es un torbellino carente de significado; pero si a través de la película revelada se proyecta otro haz de láser, la imagen reaparece en toda su plenitud original y tridimensional, si, es el momento en que usted ve un holograma, digamos que es algo que parece real, pero que en realidad no está, ya fue, pero en otra dimensionalidad, sin embargo, esta realidad aparece en el presente, porque la estamos proyectando.
UN TANTO DE HISTORIA PARA COMPRENDER EL DESORDEN DEL ORDEN
El ser humano siempre se ha preguntado si es factible entender el mundo desde otra perspectiva, y si los viajes al futuro y al pasado son posibles.
Por lógica, usted y yo entendemos que esto es imposible, no obstante, para muchos y para la teoría que hoy le comparto, nos dicen que, si pensamos fuera de la caja, el mundo del recuerdo puede coexistir en un presente infinito, donde el ayer y el futuro, suceden en el presente inmediato y ocurren al mismo tiempo.
¿Cómo así?
En la historia de la ciencia, durante el siglo XVII surge el Paradigma Mecanicista, del analítico René Descartes, el cual consiste en dividir un fenómeno complejo en trozos.
Después, en el siglo XX aparece el Paradigma Sistémico, del biólogo austriaco Ludgi Von Bertalanffy, quien enfatiza la importancia del pensamiento sistémico, en el cual el todo es mayor que la suma de sus partes.
En ambos paradigmas, lo que es, es, y nada más. O sea, la realidad existe, con el pasado ido y el futuro es desconocido.
Posteriormente, en los años 60’s el neurocirujano austriaco Karl Pribram y el físico teórico estadounidense David J. Bohm, señalan que el “Paradigma Holográfico” brinda una posible explicación a los fenómenos de la naturaleza.
Karl Pribram se persuade de esto al intentar describir algunas funciones del cerebro.
Tal vez, el aspecto más enigmático de la teoría de Bohm es la forma en que puede aplicarse a nuestra comprensión de la mente humana.
Debido a esto, David Bohm concluye que estamos cerca de un nuevo y revolucionario concepto de <orden> de la Naturaleza.
Un concepto según el cual, el universo ya no debe ser entendido como una máquina ni mediante la relación lineal causa-efecto, sino como un holograma multidimensional.
Si Bohm está en lo cierto en sus conjeturas y el universo es un gigantesco holograma multidimensional, semejante orden holográfico subyacente no puede menos que tener profundas consecuencias para muchas de las nociones de la realidad basadas en el sentido común.
Por ejemplo, en un universo holográfico, el tiempo y el espacio ya no serían considerados fundamentales debido a que el universo sería entendido como poseedor de un nivel más profundo, donde conceptos como el de <localización> pierden su consistencia; el tiempo y el espacio tridimensional, como las imágenes en los receptores de televisión, tendrían que ser vistos como proyecciones de este nivel más profundo.
Dicho de otro modo, en el super-holograma del universo, el pasado, el presente y el futuro se pliegan estrechamente entre sí y coexisten en forma simultánea.
Esto sugiere que incluso sería posible, alguna vez, rescatar del olvido el pasado más distante a partir de la noción del universo como un super-holograma.
Con peras y manzanas, si toda nuestra realidad subyace en los fundamentos de esta desconcertante teoría, la realidad no es como la conocemos y aunque el pasado ya fue y el futuro no ha sido y sólo tenemos el hoy, desde este nuevo concepto de la realidad podemos a través de hologramas, si, poder viajar al pasado y presenciar el futuro.
CONCLUYENDO
Debido a que la ciencia humana está capturada por el <Síndrome del Límite> ya que aún no hemos encontrado una comunicación instantánea entre objetos separados por el espacio y el tiempo, los conocimientos actuales sostienen que la comunicación instantánea nunca puede ocurrir.
O sea, nuevamente con peras y manzanas, el pasado fue y el futuro apenas será.
Se han de elaborar técnicas que permitan a los investigadores probar o refutar las especulaciones de Bohm sobre la existencia de una realidad subcuántica.
La mayoría de los físicos, sin embargo, no presentan atención a la obra de Bohm porque se basan en la convicción de que más allá del <cuanto> no hay nada. Rechazan tajantemente la posibilidad de lo contrario.
Yo lo quiero invitar a usted que me lee, que saque sus propias conclusiones, pensar que después de todo, creer y crear otro mundo, siempre es posible.
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