Una lectura de “De las ferias, la de Arreola es más hermosa”, de Sara Poot, y sus referencias cruzadas.
Hace unas semanas, platicando con René Michel de un asunto editorial, entre las cosas platicadas frente a una taza de café en una cafetería de la Calzada Independencia Norte, con mal servicio, por cierto, me preguntó “¿A poco no te gustaría que Sara Poot presentara tu libro?”
Y yo recordé a Sara en el auditorio de la Prepa 1, la Preparatoria de Jalisco, hablando sobre su libro dedicado a algunas mujeres, en donde para mi sorpresa hizo una mención de mi persona y de mi obra.
“¿A poco no has leído “¿De las ferias, la de Arreola es más hermosa” ?, picando con su observación esa curiosidad que me mata, aunque todavía en los años 60 del siglo pasado la iglesia católica afirmara que la curiosidad es un pecado, con lo que, al decirle que “no”, decidí buscar el libro en ese mismo momento.
Lo busqué y no hallé, pero obtuve la promesa, en la recomposición de la Librería del Ágora, de la Secretaría de Cultura del gobierno del Estado, traerían algunos ejemplares, como siempre se dice, “la semana próxima”.
En tanto, en esos días intermedios, mi amigo Rubén Hernández me recomendó, de pasada por el café de González Martínez 78, “ascenso y caída de Adán y” va”, de Stephen Greenblatt, y en su búsqueda me encontré, del mismo autor, “El Giro”, una investigación sobre la búsqueda que Poggio Bracciolini realizara para encontrar “De Rerum Natura”, de Tito Lucrecio Caro, mejor conocido como Lucrecio, la primera visión materialista del mundo, según Flaviano Castañeda que me regaló el libro en 1990 ca.