El rojo, hay que destacarlo, es abundancia; en este periodo hay de todo en todos lados, pero no hay consistencia, porque, aunque haya constancia, sin la consistencia o persistencia (el estar a la chinga y chinga) la gota no llega a perforar la piedra.
PARA QUE EXISTA UN CAMBIO, dicen los físicos, tiene que haber “masa crítica”, lo que quiere decir que tienen que estar las condiciones propicias para que ocurra un cambio cualitativo, profundo, radical.
Los marinos decían que un mar embravecido no era peligroso, pero que en las aguas quietas era en donde emergían los monstruos capaces de acabar con todo.
En estos días podemos ver que hay muchos eventos literarios, y de todo tipo de arte (pintura, escultura, drama, danza) en forma de expresiones, performances, exhibiciones, lecturas. Todo para que no suceda nada. Todo para que las instituciones estatales y académicas mantengan el control de las personas mediante los sucesos.
DESDE EL INICIO DE ESTE siglo, luego del famoso apagón que nos dejaría sin internet, pero que sólo ocurrió para cambiar las frecuencias hertzianas y continuar con el mismo proceso ahora dedicado a la perfección de lo mismo.
Desde el año 2000 no ha habido nada nuevo en ninguna de las áreas del conocimiento. Se han dedicado a “perfeccionar” lo ya existente, a dividirlo en sus partes más pequeñas.
LA MENTALIDAD CONSERVADORA ha detenido todo proceso de desarrollo, y ahora con las ideas del minimalismo se ha ido haciendo todo más pequeño, más efectivo y utilitario.
El temor de los filósofos anteriores a la II Guerra era que la tecnología se impusiera al humanismo y propusieron qué hacer para que no sucediera, pero no pudieron evitarlo. Una muestra clara es el uso indiscriminado de los celulares inteligentes.
La tecnología domina la vida humana y con ella se ha logrado el de la naturaleza.
EL ARTE ES DOMINADO POR la tecnología. Solo en los países emergentes se conserva el trabajo de intención estética de manera primitiva.
La poesía es un ejemplo rotundo. El cambio de la transmisión de este modo de observar el mundo por el de la creación de nuevas realidades implica otros modos de sentir, de pensar y de actuar.
Actuar, de acuerdo a la psicología de Vigotski y de Piaget, es el último momento de un proceso de toma de conciencia de cualquier ser humano que recibe un impacto importante en su aparato receptor.
Siente el impacto, se emociona, piensa y finalmente actúa en consecuencia.
Hay un proceso que podríamos llamar de razonamiento en el que se implican todos estos momentos mencionados.
Sin embargo, todo individuo tiene un sistema nervioso de reacción rápida, física, inmediata, en el que nada de lo anterior sucede: siente y se aleja o se acerca.
Lo mismo dicen de una parte del cerebro: siente y se paraliza o corre, LA ACTITUD ACTUAL de los hombre y mujeres que viven en esta sociedad mexicana, tapatía, es reactiva, carece de razonamiento.
“Mátalo, después viriguas” era una de las consignas que usaban algunos combatientes durante la Revolución.
Actúa, luego piensas, es un postulado del pragmatismo filosófico vigente hoy en día en las sociedades desarrolladas y en las en vías de desarrollo.
En inglés se dice “Just do it”.
Han echado a un lado el razonamiento y cuando eso sucede, cuando el individuo no piensa las cosas, no razona antes de actuar, le emerge un profundo sentimiento de culpa.
Y como entre los católicos la conciencia es la que llama la atención sobre los hechos realizados incorrectamente, a sabiendas o no, sobre todo de índole relacional, también se echa a un lado la conciencia.
EL ARREPENTIMIENTO Y EL PERDÓN no son otra cosa que el resultado de la irracionalidad, de no haber razonado lo hecho, del sentimiento de culpa que trajo a la mente la conciencia, y después de la historia de Pinocho, todos le temen a “Pepe Grillo”.
LA LITERATURA ACTUAL, es decir, de 1990 en adelante, es expresión de reacción, sostenida por el pensamiento retórico que busca la eficacia del hecho lingüístico: las palabras deben ser eficaces para lograr lo que los estructuralistas llamaban “efecto de sentido”, sinónimo para ellos de la experiencia estética, del sentimiento emergido durante la contemplación de una obra con intención estética.
LA EVOCACIÓN COMO BASE de la composición literaria ya no existe. La inspiración que facilitaba la evocación, por su cercanía a los dioses, a la Diosa de la fertilidad, menos.
En su lugar se ha adoptado un término económico propio de la administración de empresas, de donde es originaria, luego fue inducida para que fuera materia de estudio psicológico para finalmente desplazarla y hacerla sinónimo de la experiencia estética. Ese término se llama “creatividad” y forma parte de la actividad pragmática empresarial. Nada qué ver con el arte y los artistas, COMO TODA PALABRA CONLLEVA una imagen, como bien decía Ferdinand de Saussure, la palabra “creatividad” tiene una imagen empresarial, de ahí que todo creativo (sinónimo actual de “artista”) intente ser un
empresario de arte, un gestor de las letras a través de la lectura, un promotor o gestor de su actividad supuestamente estética.
Todo esto que ha ido ocurriendo de los años 90 para acá ha sido, aunque no se reconozca o incluso se refute, un proceso para que el agua no llegue a los 100 grados necesarios para el cambio cualitativo.
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