ESTADOS UNIDOS Y SU SISTEMA ELECTORAL
Por: Samantha Contreras Guerrero*/ TEN/ Opinión
De cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre del presente 2024, es importante entender cómo se organiza este sistema, sus fortalezas y debilidades; saber cómo los votantes y los estados juegan un papel clave en el resultado final.
El sistema electoral de Estados Unidos es bastante complejo, a diferencia del de muchos países como México, donde el presidente es elegido directamente por el voto popular, en Estados Unidos el proceso presidencial está mediado por un sistema de representación indirecta conocido como: Colegio Electoral.
El Colegio Electoral es uno de los componentes más peculiares y controvertidos del sistema electoral estadounidense. Diseñado hace más de 200 años, el mecanismo fue propuesto a partir de la diferencia de población entre los estados del Sur y Norte en Estados Unidos, derivada de procesos de esclavitud.
Aunque este mecanismo siga siendo el pilar para la elección del presidente en Estados Unidos, los debates sobre su eficacia y relevancia en la actualidad son constantes entre la población.
Este órgano está conformado en función de la representación de cada estado en el Congreso: cada estado tiene dos senadores, independientemente de su tamaño, y un número de representantes que varía según su población. Es decir, estados grandes como California tienen 55 electores, mientras que estados pequeños como Wyoming o Vermont tienen solo 3.
Compuesto por un total de 538 electores, el Colegio Electoral corresponde a la suma de la cantidad en Cámara de Representantes (435); los senadores (100) y tres electores adicionales otorgados al Distrito de Columbia.
En este sistema, cuando los ciudadanos votan, no están eligiendo directamente al presidente, sino a un grupo de electores comprometidos a votar por un candidato en particular. Estos electores se reúnen en diciembre, después de las elecciones de noviembre, para emitir sus votos formales, que luego son contados y certificados por el Congreso en enero. El candidato que obtenga al menos 270 de los 538 votos electorales gana la presidencia.
Uno de los aspectos más problemáticos del Colegio Electoral es su distribución desigual de los votos. Aunque se basa en la población de cada estado, el sistema otorga una representación desproporcionada a los estados más pequeños. Por ejemplo, el estado de Wyoming, con poco más de medio millón de habitantes, tiene 3 votos electorales, lo que significa que cada voto ciudadano de Wyoming tiene un peso mucho mayor en la decisión final del estado, que uno en California, que cuenta con 55 votos electorales para más de 39 millones de personas.
Como resultado, los ciudadanos votantes de estos estados pequeños tienen más influencia en la elección presidencial que los de estados grandes. Además, que un candidato puede perder el voto popular a nivel nacional, es decir, que más ciudadanos voten por su oposición, pero aun así ganar la presidencia si obtiene la mayoría de los votos de los estados. Aunque suena controversial, este escenario ya se ha dado en cinco ocasiones en la historia de Estados Unidos…recientemente en 2000 y 2016, George W. Bush y Donald Trump -respectivamente-ganaron la presidencia a pesar de perder el voto popular.
Los casos en los que un candidato ha ganado el Colegio Electoral sin obtener la mayoría del voto popular han generado cuestionamientos sobre la legitimidad de los resultados, aumentado la exigencia ciudadana sobre un sistema electoral de mayor efectividad, señalando que en la actualidad no se respeta el principio democrático de «un voto, un valor».
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