LA PANDEMIA FRENÓ TRANSPLANTES RENALES EN JALISCO: CETOT
Hasta 60 por ciento de los enfermos renales en Jalisco se quedaron sin una cirugía de trasplante de riñón debido a que los hospitales públicos fueron reconvertidos para atender a los pacientes contagiados de COVID-19, informó este jueves la Directora de Enseñanza, Evaluación e Investigación del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos (Cetot), doctora Araceli Cisneros Villaseñor.
“El año pasado acabamos con 30 o 40 por ciento de lo que se venía haciendo cada año. Quiere decir que quedaron pacientes en rezago que no recibieron un trasplante. La lista del año pasado era de cinco mil 450, ahorita ha rebasado con 100 más el número; es decir, cinco mil 550”, agregó la especialista en conferencia de prensa para dar a conocer la carrera virtual “Trasplantando esperanzas”, a realizarse del 22 al 29 de agosto.
Recalcó que la cifra de personas en espera de un riñón podría no ser real, ya que hay muchos pacientes que han fallecido en espera de trasplante o derivado de un contagio de COVID-19, ya que es un grupo altamente vulnerable.
A la falta de cirugías en hospitales durante 2020 se suma la escasez de medicamentos inmunosupresores auxiliares luego del trasplante, debido a los cambios del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar. Los que hay son de mala calidad, pues son genéricos que no en todos los casos favorecen que el cuerpo mantenga en buen estado el injerto.
La doctora Gabriela Abundis Mora, adscrita al Servicio de Nefrología del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde, recordó que 48 por ciento de la población en México no cuenta con ningún tipo de seguro social o cobertura en salud, lo que propicia una inequidad en el acceso a terapias como diálisis y hemodiálisis, o trasplante renal.
Destacó que la enfermedad renal es la sexta causa de muerte de más rápido crecimiento en el mundo, y en México las principales causas de este padecimiento son: diabetes e hipertensión arterial. Se estima que en el país hay 129 mil pacientes en la etapa cinco de la enfermedad, es decir, que su vida depende de que reciban algún tratamiento como diálisis y hemodiálisis o un trasplante, pero menos de la mitad de ellos tiene acceso a estas terapias.