BAJO LA ANTIGUA PUERTA DE MAR
El protagonista de una novela mueve las emociones de sus lectores cuando es convincente. Su modo de actuar permite conocer la pulsión de vida que lo anima, medir el alcance de sus actos y acompañarlo en cada uno de sus sueños. En la novela panameña Bajo la antigua puerta de mar el personaje central es Adrián Iglesias, un especialista en restauración de monumentos y edificios, quien tiene como propósito central captar la mirada de propios y extraños hacia el casco antiguo de la ciudad de Panamá.
La historia comienza haciendo uso de una trama de misterio, el asesinato de una chica a las puertas del edificio donde vive Adrián. La narración mantiene en vilo al lector durante las primeras treinta páginas del libro, para dar paso, de modo natural, a una vuelta al pasado. Comienzan las explicaciones en torno a los residentes del inmueble vertical, quienes aparecen como sospechosos primarios, entre ellos Claudia, una chica invidente quien se suma a la trama. La infancia y adolescencia de Claudia, así como sus dificultades para adaptarse a una ciudad favorecida para desarrollarse hacen creer al lector que ella será la protagonista central de la novela, la empatía surge detrás de los detalles: ella quiere saber de qué color son los listones de regalo de las canastas de fruta que recibe como tributo a su dulzura y belleza, en escenas realmente conmovedoras. La chica morena de largos cabellos negros es idealizada como la mujer tenaz y llena de virtudes que algunos adoran. Los discursos de carácter histórico, geográfico, identitario, van surgiendo de labios de Claudia y de Adrián para mostrar un casco antiguo revelador, debido a que ambos se interesan por los orígenes de la ciudad de Panamá y sus avatares.
Detrás de cada página se muestran las características reales de las iglesias del casco, como Catedral, Santa Ana, la iglesia de San Francisco de Asís, entre otras, así como las plazas y plazoletas del disfrutable espacio, como la plaza Bolívar, la espectacular Plaza de Francia o la Plazoleta de Carlos V. La novela posee una doble intriga: desentrañar la muerte de la chica asesinada y encontrar los túneles que corren de modo subterráneo por el casco antiguo. Entre los personajes necesarios para resolverlas habrá policías, curas, archivistas y hasta un bibliotecario. Cada uno habrá de aportar pistas que los lectores y las lectoras seguimos sintiéndonos parte de la trama, de esta narración con tintes detectivescos que vuelven más ligeras las casi trescientas páginas de contenido. El tío de Claudia, Heriberto, es un personaje que pudiera haber llenado la obra con su sola presencia e inspiraciones. Dueño de la subtrama de la pieza narrativa, permite ver una de las caras más interesantes de la conformación social de Panamá, la del interiorano que aspira a una mejor vida mudándose a la capital del país, para no asimilarse del todo. Una novela disfrutable.
(Silvia Quezada)