OPINIÓN

EDUCACIÓN IGUAL A LIBERTAD

EDUCACIÓN IGUAL A LIBERTADPor: Miguel Bazdresch Parada*

Si se acepta la idea rectora “educación camino a la libertad” otros propósitos debieran ser secundarios a esta finalidad, por una parte, fruto de la interioridad de los estudiantes y por otra, condición sin la cual el acto educativo no puede ocurrir. El camino a la libertad se asocia a la educación en el momento en el cual se cae en la cuenta de que educarse es una tarea personalísima de cada persona, con ayudas de sus mayores y de sus iguales en edad.
Sin embargo, diferentes proyectos políticos, sin importar el signo ideológico, consideran un imperativo educar a los niños y jóvenes en la ideología que le da sustento al proyecto político sectario que defienden. Los años de los dos últimos siglos muestran lo equivocado de tales supuestos pues todos los programas educativos diseñados para conducir a niños y jóvenes al aprecio irrestricto de la ideología dominante han fracasado tarde o temprano. El resultado histórico son los reiterados fracasos de los proyectos ideológicos, tanto en la dimensión político–social como en la personal y de grupo.
Aceptar y adoptar un marco ideológico para guiar la actuación tanto privada como pública puede ser un deseo personal útil para guiar sus actos y hacerlos comprensibles a sus contemporáneos. También para iniciar o continuar un proyecto político de gobierno en el cual se aprecie la traducción a prácticas de gobierno de las nociones de la ideología. Para lo que no es válida la aceptación individual o grupal de un marco de actuación acorde con una ideología específica, es para imponer a otros los comportamientos o las manifestaciones discordantes con las ideologías de esos otros. Éstos tendrán otras ideologías y desde luego no pueden aceptar y actuar como si fuera única la tal ideología dominante.
EDUCACIÓN IGUAL A LIBERTADCuando estas diferentes ideología se entrometen con el proceso educativo de niños, niñas y jóvenes, y más si desde el poder se obliga a los demás a aceptar esa intromisión como único modo de validar la educación de una persona, se produce una imposición inaceptable e irrespetuosa de la finalidad central de la educación humana que es conseguir la libertad personal, para pensar, actuar y proceder con base en un juicio libre e informado, dentro de una marco de ideas claro y respetuoso de todos los demás cuyo marco sea otro.
La libertad, meta de la educación, propicia, facilita e instrumenta la mirada sin tapujos a la realidad y a las situaciones cambiantes de esa realidad. Por el contrario, una ideología dominante esclava de sus supuestos obliga a una mirada sesgada de la realidad y, por tanto, a entenderla según su coincidencia con esos supuestos ideológicos aceptados. Una mirada a la realidad verdadera conmociona la interioridad de los sujetos y moviliza las capacidades para, con libertad, dedicarse a modificar tal realidad, precisamente hacia cooperar a la liberación de quienes han sido o aún lo son oprimidos por esa realidad impuesta. Ahí actúa la libertad y no la ideología.
Educar libera. De las miradas incompletas y sus conclusiones parciales. De las miradas ideológicas usadas para imponer comportamientos sociales. De la aceptación de ideas, propósitos y proyectos sectarios. Todo lo cual implica un educador libre, convencido de su ideología, y respetuoso del proceso de los estudiantes por conocer las ideologías y adoptar la que lo haga más libre.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]

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