“Ciudadanos libres somos y deambulamos por los caminos de esta joven ciudad; caminamos por las calles sin saber lo que le pasa al vecino o a los demás pues no tenemos noticias de nuestra vecindad.
Ávidos estamos de noticias, de saber lo que pasa allende las fronteras. Socorridos estamos de albricias, del chisme, del informe y las noticias en todas las maneras.
A nuestros oídos y conocimiento nos llegó la existencia de la prensa escrita; ignoramos que es eso y si es un instrumento del diablo, pero ocupamos uno en nuestro quehacer diario.
Sabido es que al leer la estupidez se nos quita, y perfeccionamos el abecedario.
Es el año de 1792 y a Guadalajara nos llegó la primera imprenta, celebremos tal afrenta con candidez y regocijo.
En breve seremos lectores consumidores, revoltosos, informados y encontrarás el anuncio de un empleo fijo.
México se abre a la prosperidad y el progreso; el medio impreso es eso: Una vía auxiliar a la educación.
Años habrán de transcurrir para ser una sociedad informada; útil instrumento que nos dé argumentos al patriotismo su razón y el sentir hacia nuestra patria amada”.
Por: Carlos Martínez Valadez
El clero regía los destinos de nuestra sociedad tapatía en el primer tercio del siglo XIX. Existía un hombre que con estricta observancia y suspicacia era conocido como Fray Juan Cayetano Gómez de Portugal y Solís que constataba como este montón de fierros mecanizados daban forma a un escrito con impecable letra impresa legible… ordenada. Supuso, como buen abigarrado creyente, leal, sumiso y radical que el demonio de alguna manera «se metía», se apoderaba en esa caja metálica y desde allí manejaba hilos invisibles que, en complicidad con el operador escupía remedos de pergaminos con escritos que bien… podrían ser mensajes del infierno.
La imprenta como tal inició sus actividades en nuestra ciudad con la impresión de volantes/escritos diversos para fines político/religiosos de poca monta bajo la laboriosidad de Mariano Valdez Téllez quien lo trabajó de 1792 hasta 1810.
Fue a finales de 1810 cuando se dio cabida a la iniciativa del ya fallecido Fray Antonio Alcalde de crear el primer periódico en Guadalajara: «El Despertador Americano» que fue una publicación clandestina; y el cual debido a la guerra de independencia sólo publicó siete números hasta 1812.
Este periódico que constaba de 18 páginas y que se vendía a un precio de 2 reales se imprimía en la conocida Casa de los Perros (antes de llamarse así) ubicada –aun en la actualidad- en Av. Alcalde # 225 y entre Reforma y San Felipe.