PSIQUIATRÍA, PSICOLOGÍA ¿DINERO FÁCIL?

Литэратура #9                                                                                                                                                                                          Por: Carlos Martínez Valadez

1905, un padre de familia cumple con su trabajo diario para solventar la crianza y educación de sus tres hijos; una niña y dos varones pre adolescentes. Catalina su esposa, heredera de la familia Velasco propietaria del Palacio de Velasco, edificio cubierto de cantera rosa ubicado en la esquina de Morelos y Corona construido en 1908. Doña Mariana Velasco y Alcaráz fue su abuela, quien le heredaría el inmueble para comercializar tiendas textiles: “Los Almacenes Palacio”. A sus 30 años se preparaba para administrar el negocio, pues era hija única, no sin antes ser enérgica y disciplinada –cual buena madre- a la crianza de sus retoños esperando sean ciudadanos de bien.

Eva, niña dulce de 12 años apegada a su madre, obediente y obsesionada a su corta edad con su colección de “escarlatas” a raíz de que su madre le leyó una novela de Margarte Joyce titulado “Las Mariposas”, que versa sobre la belleza de la especie que surge de una oruga de cuya crisálida y metamorfosis aflora tan colorido insecto alado. “En una soleada tarde–lee Catalina a su hija descansada sobre su regazo- las mariposas ajetrean en el aire volando y coronando con su rojo escarlata lo exuberante de las flores… himno visual de la recién llegada primavera…”

Sus otros hijos estudiosos y obedientes cumplen con el ritual hogareño diario con la consecuente armonía familiar. Los niños conforme pasan los meses descubren el mundo, la vida; y su educación les da discernimiento para valorar a sus padres, su hogar y la unión fraternal; a la vez que cada quien como ser independiente y libre pensador consolida su visión personal de las cosas y su entorno, viviendo felices en el lado sur de nuestra ciudad Guadalajara ahora conocido como la Colonia Moderna. Aún faltaban por llegar los años turbios de la revolución, la cristiada, la guerra, la erupción del volcán de Colima… La inocencia aún tenía vigencia, antes de entrar al inframundo.

Eva, ayuda a su madre en los quehaceres y Luis de 16 años y su hermano el primogénito de 18 años trabajan en una talabartería y en una fábrica textil. Transcurren tres años… tres años productivos en los que el padre se ufanaba de tener ahorrado un capital y en una sobremesa al atardecer feliz les comunica: “Hijos, estoy en condiciones de obsequiarles un viaje para visitar a los abuelos o ampliar nuestra casita para iniciar un negocio propio…” ¿Qué contestan su madre y mis hijos a mi propuesta? Aun jóvenes, a los tres no es del todo comprensible la palabra de su padre, y le ceden la venia a Catalina quien dice: “Vamos ampliando nuestra casita; con el tiempo vendrán los nietos y nuestra familia crecerá… hay que poner un jardín, talar los árboles, construir otro piso… eso es lo mejor”

Con cierta mesura aceptan la palabra de su madre y el padre pone manos a la obra. Días después una cuadrilla de humildes trabajadores inician los cambios a hacer… a ampliar su hogar… a asegurar el futuro. Corría el año de 1908. Mientras trabajaban al interior de la casa Catalina le pregunta a su hija Eva de 15 años: ¿Cómo va tu colección de mariposas? Eva la mira fijamente por segundos y le responde: “bien, ya tengo bastantes en aquel cofre…” Un día, quiero verlas, le dijo Catalina y si quieres, que uno de los carpinteros te fabrique una vitrina… “Aja, si mama…” le responde con cierto aire mezquino.