TRILCE, EL POEMA CENTENARIO DE CÉSAR VALLEJO
“Un hombre pasa con un pan al hombro. ¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?
Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo. ¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?”
César Vallejo (1892–1938) escribe en un momento en el que las contradicciones son tan intensas que no le queda más que apuntarlas, hacerlas visibles para todos, para que todos, al fin de cuentas, las dejaran pasar, las ignoraran, y el mundo registrara una explosión que causó muchos muertos por esta falta de compromiso.
Tal vez no, quizá ese compromiso estaba enfocado a un pequeño grupo de personas de ideas fragmentarias. Y había muchos grupos y grupúsculos dentro de los grupos con sus liderazgos fuertes y con la razón a flor de piel enarbolada.
Si algo pasa en la realidad, si algo sucede, que define el temperamento de un grupo no se puede desplazar la atención hacia otro lado. No se puede pensar en lograr el bienestar, la riqueza, el amor, si hay un grupo heteróclito de personas de mediana edad que son secuestrados –privados de su libertad, dicen con eufemismo los burócratas–, llevadas al límite de la existencia social, sin causa probable, sin antecedentes lógicos visibles.
Tal vez, como han puesto en escenas de películas, de teatro, se puede escuchar una sinfonía, beber un whisky en las rocas vestidos conforme a la usanza, en el vestíbulo de un teatro, mientras afuera ocurren luchas por el poder y muertes.
Un hombre extrae una pulga de su axila, mientras otros hablan de psicoanálisis. Pero a la fecha, no hay poetas que perciban las contradicciones. Los poetas –¿podríamos llamar así a esos escritores que consideran su experiencia personal en abstracto como lo más valioso, metidos en su narcisismo social que les deslumbra y mantiene en un silencio culposo? – solo velan por la venta de sus libros, por sus promociones en Amazon y en la Secretaría de Cultura.
Vallejo, el poeta de las contradicciones existenciales, se metió en el campo del dolor y encontró en él la guerra, y por primera vez la ausencia de la conciencia crítica, aunque es probable que nunca antes la hubiera en las dimensiones que se cree posible.