“En la capital mexicana, existieron personajes llamativos por su elegancia, a estos catrines les llamaban también lagartijos”
Por: Mariana Navarro Macías/ TEN/ Cultura
La calle de San Francisco, actualmente conocida como Avenida Madero, ha sido desde la época virreinal un testigo privilegiado de las grandes transformaciones sociales y culturales que marcaron la historia de México.
En su pavimento, adornado por los vestigios de antaño, se cruzaban los destinos de escritores, poetas y políticos; pero también, en las sombras de los portales y bajo el resplandor de los faroles, se gestaba una figura peculiar: los Lagartijos, hombres de elegancia desmedida que, bajo el disfraz de caballeros, se dedicaban a cazar mujeres adineradas para alcanzar su propio beneficio económico.
LA CALLE MADERO Y EL NACIMIENTO DE LOS LAGARTIJOS
Corría el año de 1850, y la Ciudad de México, con sus lujos y miserias, era testigo de un auge en la sociedad aristocrática. Los Lagartijos surgieron como un fenómeno exclusivo de la alta sociedad que transitaba la afamada calle de San Francisco.