DE MEDALLAS, DISCURSOS EN EL DÍA DE LAS MAESTRAS Y LOS MAESTROS EN JALISCO
Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Este 15 de mayo cayó en domingo, cada día 15 de mayo hay un ritual que congrega a personajes seleccionados para tal efecto, se premia a docentes que cumplen 30 y 40 años de servicio. En esta ocasión, la cita fue primero en la Expo Guadalajara, muy temprano, (8 de la mañana), asistí a recibir una medalla por primera vez, después de 40 años en el servicio del sistema educativo de Jalisco, recibí la presea “Ignacio Altamirano” por 40 años de servicio (realmente cumplo 42), y viví y fue testigo de manera directa de este ritual anual.
Los discursos, tres por parte de los representantes sindicales, (los dirigentes de las secciones 16 y 47 y el representante del CEN del SNTE Jesús Rafael Mireles Salas). Y dos de la parte institucional el titular de la SEJ Juan Carlos Flores Miramontes, que dio la bienvenida, y del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, que dio el discurso de cierre.
Nada nuevo, ninguna propuesta espectacular y ningún anuncio que valga la pena rescatar. Los discursos de este ritual anual abusan de los lugares comunes. Elpidio Yáñez de la Sección 16 daba cuenta de la contradicción entre los desafíos de la escuela rural y la escuela urbana; Arnoldo Rubio de la Sección 47, con problemas de dicción, terminó diciendo lo que se dice cada año; por parte de los dirigentes del SNTE, Rafael Mireles, a nombre del CEN del SNTE, habló de la importancia de la defensa de la escuela pública y, aquí hago un alto para subrayar dicha defensa. Más allá de la retórica, la escuela pública deberá defenderse con acciones más contundentes.
Los discursos de la parte oficial también fueron reiterativos de lo que ya conocemos, el titular de la SEJ enfatizó su proyecto local ReCrea y, dentro de él, el avance de las CAV (Comunidades de Aprendizaje para la Vida).
El titular de ejecutivo local (el gobernador), reiteró con palabras que el trabajo de los docentes es una prioridad de su gobierno, se refirió a la pandemia como un fenómeno que desvió el cumplimiento de los objetivos y las aspiraciones de su gobierno. Atrás quedó el discurso de refundar la educación en Jalisco, atrás quedó el anuncio de que lo que se avance será al lado de las y los maestros, hoy se instala un discurso nuevo, beligerante en contra del abuso centralista, hay (de nuevo en el discurso), una enérgica postura chauvinista por defender lo local, es clara la contradicción en las visiones políticas y de gobierno entre las propuestas de Enrique Alfaro versus las propuestas del gobierno de López Obrador, “en Jalisco se tendrá el mejor modelo educativo de la nación” como si fuera una competencia de proyectos de grupos de secundaria. Aquí el modelo o la propuesta educativa de cara a la sociedad deberá ser pertinente y oportuna, que responda a las necesidades formativas de las infancias y las juventudes. En esta relación entre lo local y lo federal no quedan claras las fronteras que dividen ni tampoco los hilos de vinculación entre ambas.
El evento que aglutinó a 1341 docentes que fueron reconocidos por su mérito después de 30 y 40 años en el servicio, estuvimos ahí como testigos de esas palabras de aliento; el énfasis en los contenidos se centró en el reconocimiento a docentes de educación básica, poca mención tuvieron los formadores de formadores, lo mismo docentes de escuelas Normales, ninguna mención hubo para académicos e investigadores de la Universidad Pedagógica que apoyan el trabajo en la formación profesional y en la generación de conocimientos para la mejora, ninguna mención a las y los ATPs, directores de escuela, gestores y técnicos que apoyan la educación, tampoco a docentes especializados que atienden las necesidades educativas específicas y que generan alternativas educativas desde el contexto y a partir de la experiencia acumulada, menos aun a los maestros indígenas y a quienes laboran en las zonas rurales, quienes educan en zonas apartadas. En cambio, si hubo infinidad de referencias a educar en un contexto de pandemia, de los riesgos y desde este espacio hago un especial reconocimiento, a partir de un número que desconozco a las maestras y los maestros que perdieron la vida en estos años, en donde vivimos la larga noche llamada pandemia.
En lo personal he recibido un reconocimiento de una medalla después de 40 años de trabajo, inicié en el año de 1980 en una escuela primaria, después en la secundaria, he trabajado en dos escuelas Normales del estado y desde 1990 soy académico (con mucho orgullo) de la UPN en Jalisco. Agradezco sinceramente la distinción, pero creo que sigue habiendo una deuda histórica (no para con mi persona) sino con un gremio, al cual se le ha exigido que haga, que se entregue, que cumpla y las y los maestros han cumplido aún en las adversidades, lo que reciben a cambio son (en el mejor de los casos) solo discursos.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]