Hoy en día, uno de los sectores más repudiados, después de los cuerpos policíacos, los diputados, los políticos, entre otros, son los taxistas que ruletéan por las calles y avenidas de la capital tapatía, la zona conurbada de Guadalajara, en constante crecimiento desordenado y llena de «cuellos de botella» que hacen cada día más conflictivo el transito vehicular.
Aunado a lo anterior, la competencia que existe entre los tradicionales taxis amarillos, las plataformas y los moto taxis, ha degenerado en que la oferta y la demanda sea el parámetro para cualquiera de los servicios «consensuados» entre el prestador del servicio y el cliente (su víctima); la mayoría de las tarifas que las plataformas digitales aplican, dependiendo de los horarios y lo que denominan «hora feliz» (para ellos), con las tarifa dinámicas, o la voracidad de los taxistas tradicionales que aplican el principio de «según el sapo es la pedrada», combinado con la ausencia de supervisión por parte de las autoridades, convirtieron un servicio público, en un despiadado sistema saqueador.
A pesar de lo anterior, y de que nadie de los ruleteros aplica el uso del taxímetro, salvo cuando a ellos les conviene (al ver que el tráfico está sumamente complicado), existe, aunque usted no lo crea una excepción, es decir, un taxista comprometido con el servicio, consciente de la problemática económica, de la movilidad, del tráfico diario, de las distancias y hasta del tiempo.
Se trata del señor J. José Vidal, un hombre que a sus 65 años de edad, conduce un modesto auto de alquiler de modelo atrasado, sin lujos, pero consciente de que para competir y llevar el sustento diario, todos deben de ganar; el que sale a trabajar y se le hizo tarde, quien debe transportarse por necesidad y no cuenta con un vehículo particular, o se le descompuso y no tiene conocimiento de las rutas de transporte público, en fin, muchas cosas que giran en torno a utilizar el servicio de su taxi.
«Don Vidal» (como es conocido ya), se ha vuelto tan popular en las calles de Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá, Zapopan y Tlajomulco, (principalmente) y es qué no solamente logró crear un vinculo con la clientela que le llama a todas horas, más allá del trato comercial; pues se ha convertido en una persona de confianza, atendiendo la demanda de las personas que lo procuran, lo esperan si anda otorgando otro servicio.
El secreto de «Don Vidal» para tener «trabajo» y muchos amigos, es otorgar un servicio justo al precio justo, «Usted pone el precio, se lo dejo a su criterio» es la frase que en respuesta a cualquier usuario que le pregunta – en cuanto me lleva o cuanto me cobra-.