Por: Dr. Luis Octavio Cotero Bernal
Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.
Es verdaderamente lamentable y desalentador, el estado de derecho que se vive en este país, pero de manera muy particular me voy a referir al estado de derecho fallido que se vive en nuestro estado.
Jalisco, a lo largo de varios años ha presumido ser una de las entidades más importantes a nivel país, en temáticas tan diversas como el deporte, la cultura, el cine, la literatura, la política y el aspecto económico por citar sólo algunos; sin embargo, en la actualidad son otros temas, respecto a los cuales Jalisco suele ocupar los, para nada honrosos primeros lugares.
No menos preocupante debería ser, el hecho de que todos los sectores de la sociedad, mostremos una actitud pasiva ante nuestra realidad social, pues nos volvimos espectadores, no obstante de que, nos afecta severamente, el fallido estado de derecho que reviste a nuestro estado. Desde mi muy particular punto de vista, un estado de derecho fallido es aquel que no garantiza su propio funcionamiento, ni garantiza los servicios básicos de la población, dada sus instituciones frágiles, las cuales carecen de personal capacitado y/o recursos suficientes para que, a través de todos esos recursos en su conjunto, se logren satisfacer todas las necesidades esenciales de la ciudadanía.
Actualmente, ni ricos ni pobres; ni hombres, ni mujeres, ni cualquier otra identidad de género, nos hemos solidarizado para manifestarnos y exigir al gobierno en turno, cumplir con las obligaciones que adquirieron al iniciar su mandato, obligaciones que aceptaron y protestaron su cumplimiento, acorde a lo establecido en la Constitución federal y estatal.
Podríamos colocar como primera necesidad social a la seguridad pública; o bien, la protección a nuestro patrimonio, otros podrán elegir como prioridad a la reactivación económica; sin embargo, todas son aspectos importantes, los cuales sólo funcionan favorablemente, cuando no se prescinde de alguno de ellos.