UNA REPÚBLICA QUE, SOLAMENTE DERROCHA Y LLORA
Por: Dr. Luis Octavio Cotero Bernal
Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos De la Universidad de Guadalajara.
Es innegable nuestro actual escenario social, un país en el que nuestros actuales mandatarios, sólo derrochan el recurso económico para cumplir caprichos y berrinches de uno que otro personaje, abonando con ello a la impunidad y al fortalecimiento de la corrupción, sin que lo anterior conlleve beneficio alguno en favor de la sociedad.
Cuando se trata de hablar de la procuración y la administración de justicia, nuestra realidad no es menos gravosa, pues el titular del ejecutivo federal, estila exhibir su supina ignorancia de una manera espléndida, lo que un jefe de estado no debería permitirse, pues su proceder, sólo viene a ridiculizarnos como país.
México cuenta con diversas instituciones, resultado de la sangre derramada de hombres que nos dieron patria; sin embargo, desde hace ya varias administraciones, el Congreso de la Unión se ha caracterizado por ser una institución carente de honor, lealtad y dignidad.
El Poder Judicial Federal por su parte, presidido por un presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sometidos, cínico y desvergonzado, quien constantemente traiciona a la patria y pareciera que, el pueblo en todos sus sectores, solamente llora y se lamenta, pero poco o nada decoroso hace para restablecer el orden constitucional que un día México alcanzó con tanto sacrificio para rectificar el rumbo, rumbo que en la administración actual no existe.
Para nosotros los jaliscienses, aquí en nuestra patria chica, el estado de Jalisco, en el que el gobierno de igual manera se ha dedicado a derrochar en obra pública y esta administración se ha caracterizado por la designación de servidores públicos, quienes únicamente se han dedicado a medrar con el erario público, pero el colmo de esta administración es la ignorancia y su falta de calidad moral, tal y como lo demostraron la semana pasada en la última sesión del Consejo de la caricatura, donde uno de sus integrantes, actuando erróneamente, teniendo la creencia de que formaba parte de un consejo integrado por hombres y mujeres, al solicitar tiempo para verificar el currículo de uno de los jueces, nombrado en esa sesión, petición que no le concedieron, no obstante que ello no cambiaría el sentido de la decisión que ya habían tomado; esto es, , no les causaba ningún perjuicio, concederle la tolerancia que solicitaba, únicamente para que el interesado emitiera su opinión, atendiendo a que, eran mayoría, por lo que, un solo voto opuesto, no iba a cambiar el sentido del nombramiento designado.