La mayoría de los sistemas de gobierno que se ostentan como democracias presentan, como fundamento de su legitimidad, una argumentación muy conocida con diferentes matices, podría sintetizarse así: las dificultades o la imposibilidad de la democracia directa a las acciones de poder de autoritarismo demagogia de estas conductas anti Democráticas . La única democracia viable es una democracia representativa en la que el pueblo ejerza su poder supremo por conducto de representantes nombrados por los ciudadanos, validados por el voto. La vertebración de la sociedad ha sido determinante para el éxito de causas muy importantes, una de ellas ha sido la de acotar el avance del autoritarismo.
La representación política democrática será siempre y en cualquier parte un problema, pero más aún en el caso de sistemas con muchos rasgos autoritarios, oligárquicos e invadidos por la corrupción e impunidad, como el mexicano.
Aquí, la élite política ya nace y vive en ambientes muy alejados del ciudadano común y los poderosos económicos están concentrando riqueza a un ritmo que los aleja a velocidades siderales. El problema es que, en política, son las minorías con poder las que toman las grandes decisiones que afectan a todos, pero al tomarlas o no quieren o no pueden ponerse en el lugar de la mayoría.
Si la falla en la capacidad de empatía de los poderosos causa problemas en sistemas autoritarios, lo constató Nerón en el año 64 cuando el pueblo creyó que su emperador, insensible a su situación, había mandado incendiar su ciudad (Roma) simplemente porque no le gustaba-, el inconveniente aumenta en sistemas democráticos o que pretenden pasar por tales.
Los “representantes” serían así simplemente los empleados (servidores públicos, dicen algunas constituciones) nombrados y dependientes de la población, a través de los cuales se elabora las leyes y, en los sistemas parlamentarios, conduce su propio gobierno.
Desde la llegada de Miguel de la Madrid al gobierno hasta este primer tercio del gobierno de Peña Nieto, todos y cada uno de los gobernantes han contribuido a deteriorar la economía, la paz social, la soberanía Nacional, la Salud y la Educación. Desde 1982-2024, México se ha derrumbado desde sus cimientos y se ha visto en una vorágine sociopolítica y económica que ha causado enormes daños a más de la mitad de los habitantes, sobre todo en lo Alimenticio, la Salud y la Educación.