DILEMA EXISTENCIAL INSTITUCIONAL
Por: Carlos Arturo Espadas Interián*
La adolescencia viene acompañada de cuestionamientos sobre la existencia: cuáles son las razones por las que sucede esto o cuáles son los impactos a futuro de las acciones, qué soy, qué hago aquí y muchas otras interrogantes que se disuelven con el paso del tiempo y la edad.
Las instituciones, al menos las educativas, han perdido su sentido, se debaten en una imprecisión parecida a la etapa de la adolescencia, están buscando sobrevivir en el maremágnum de los juegos de poder y penetraciones ideológicas que desestructuran su razón de ser.
Quienes dirigen estas instituciones a todos los niveles, tienen que tomar decisiones, no una ni dos, muchas, todos los días y sus decisiones son tomadas a partir de diversos criterios que configuran la identidad de la institución educativa donde se encuentran.
Dentro de esa identidad subyacen las tradiciones, reglas explícitas y encubiertas, políticas declaradas y no, así como muchos otros aspectos que al final confluyen en esa toma de decisiones que casi siempre realiza un individuo y que rara vez el conjunto, salvo que alguno de los actores lo solicite o en su caso, cuando el estilo de liderazgo pretende legitimar y se escuda en el grupo para evadir responsabilidades, no siempre pero sí generalmente.
Al final hay un elemento fundamental donde confluyen todas las variables: la personalidad de quien está al frente de la institución y de la toma de decisiones. Así, tendremos decisiones tomadas al calor de la posibilidad de escalar políticamente, de evitar escándalos en función de un bien mayor o de un mal menor (aparentemente) y muchas variantes resultantes de la toma de decisiones.