YA SE VAN, PERO DEJARÁN LA AFECTACIÓN PARA LOS USUARIOS DEL TRANSPORTE PÚBLICO EN LA ZMG.
Le preguntaría al ciudadano promedio que utiliza el servicio de transporte público en la zona urbana de Guadalajara; es decir al obrero, al empleado oficinista o a los empleados de pequeños comercios, a quienes sus ingresos no superan los 150 pesos diarios, que no califican para obtener bienevales ni transvales, y deben cubrir sus necesidades primarias con ese recurso.
Para nadie es un secreto que la mayoría de las personas usuarias del transporte público en la zona metropolitana de Guadalajara, pertenecen a la clase del esfuerzo, la que mantiene a la gruesa estructura pública y la clase dorada de este estado; es decir, mantiene a sus propios «verdugos», los que toman las decisiones que finalmente les repercuten.
Tal es el caso de Gustavo Adolfo Flores Delgadillo, quien como encargado de la dirección general de Transporte Público, dependencia de la Secretaría de Movilidad del Estado de Jalisco, demuestra con su desempeño estar comprometido consigo mismo y no con la sociedad que lo mantiene.
Este individuo, recibe nominalmente 70 mil pesos mensuales, es decir, 2 mil 333.33 pesos diarios; un salario «digno» para ser un funcionario de medio pelo e incondicional de Servando Sepúlveda Enríquez; No es usuario del servicio de transporte público, tiene prestaciones superiores a las de ley, encabeza negociaciones con los representantes de este sector.
Con estas referencias, es entendible que el «brillante funcionario» tome decisiones a «criterio», desde el escritorio y sobre las rodillas, sin dimensionar las repercusiones reales para la población en general. Y no solamente de manera mediática, apareciendo en operativos y eventos oficiales donde se suben a las unidades «preseleccionadas» para justificar sus imposiciones y aparecer en las fotos.
Pero omitiendo de fondo la verdad que padece el usuario, quien sigue padeciendo la irresponsabilidad, los malos tratos, el deterioro de los derroteros, los tiempos muertos e improductivos esperando abordar un camión, la pérdida de calidad de vida con sus familias respectivas, derroteros disfuncionales, inseguridad por recorrer mayores distancias de donde los dejan las rutas entre las paradas oficiales y las zonas peligrosas; principalmente quienes tienen que salir muy temprano y regresar muy noche a sus hogares, debido a los criterios implementados al «vapor».