EL ABUELO TRISTE
Los adultos mayores que alcanzamos ya esta bendición de que nos llamen abuelos, quienes además nacimos en una época igualmente bendita, pues basta recordar que, en nuestra época había aire limpio, seguridad pública, imperaba el respeto y la cordialidad entre los ciudadanos y las autoridades federales, estatales y municipales, a quienes les correspondía dirigir destino de nuestro país. Tiempos en los que, cada día y a lo largo de varias décadas, las clases sociales se daban por naturaleza, pero todos reciprocaban el respeto sin denuedo.
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