A 26 años de aquel Tratado de Libre Comercio (TLCAN) donde México inició con tropiezos que luego, poco a poco, consiguió equilibrar las condiciones para poder ser el proveedor número uno para los Estados Unidos, con productos de ensamble y otros servicios, como la maquila, entre muchos otros; al pasar el tiempo, las condiciones políticas de ambos países cambiaron y con ellas, las nuevas imposiciones en las reglas del T-MEC, donde el presidente Donald Trump, pueda exigirle a México, ejerciendo mayor presión, con restricciones y aranceles de acuerdo a las salvaguardas que quedaron “abiertas” en el cuerpo del documento T-MEC y que al menos protegen a una docena de actividades privilegiadas por el localismo comercial estadounidense, la industria automotriz y todo lo que conlleva a sus cadenas de suministro, la industria del cemento, la cerámica, los ensambles, productos de acero y aluminio.
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