ORIGEN DE LAS TRADICIONALES POSADAS
Por: Dr. Ernesto Ávalos López*/ TEN/ Cultura
Desde el punto de la tradición católica, las posadas nos recuerdan el momento histórico en que la Santísima Virgen María y su casto esposo San José buscaban alojamiento en Belén de Judá. San Lucas es el único de los cuatro evangelistas que registra el hecho, y lo hace de una forma muy lacónica:
“Subió también José, desde la ciudad de Nazaret de Galilea a Judea, a la ciudad de David, que se llamaba Belén, por ser él de la casa y patria de David, para inscribirse, con María, su mujer, que estaba encinta. Mientras estaban allí se cumplió el tiempo de parir y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”.
Origen de las posadas
La tradición cristiana ha conservado relatos que enriquecen este momento histórico. Fillión (2001) dice que “Cuando llegaron María y José, la única fonda o mesón estaba ya repleta de viajeros llegados igualmente por el decreto de Augusto. No les fue posible hallar posada; ninguna casa se abrió hospitalaria para recibir y hospedar a la Madre y al Padre adoptivo del Mesías. Episodio patético, conmovedor, de perenne memoria en la historia de El Salvador. Solo hallaron albergue en una gruta convertida en establo”.
De este hecho es del que surge el verdadero significado que tiene la posada católica. Los festejos se celebran en la novena de Navidad (nueve días previos al nacimiento del Niño Dios, entre el 16 y el 24 de diciembre).