Uno de los lugares más representativos en la capital tapatía es la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, un jardín que ocupa el espacio que antiguamente albergaba a la iglesia de la Soledad; este sitio, ubicado a lado norte de la catedral metropolitana de Guadalajara, es en realidad un cementerio donde yacen los restos de personajes cuya obra, aportó beneficios al pueblo de Jalisco.
“Jalisco a sus hijos esclarecidos”, es la frase que se lee en la parte alta de este monumento.
Actualmente existen 98 nichos en el interior de un círculo enmarcado con 17 columnas de cantera dorada, unidas por la parte superior, formando una especie de anillo y 22 efigies de bronce colocadas alrededor de la manzana; (bueno hasta ahora) porque ya existen cuatro bases en proceso de construcción, curiosamente todas se están colocando sobre la calle Independencia, entre el Paseo Alcalde y la calle de Liceo, dos a cada lado de la estatua de la extinta trabajadora social, Irene Robledo.
A decir del diputado local Enrique Velázquez González, presidente de la Comisión Legislativa de Educación, Cultura, Deporte y Juventud; en diferentes legislaturas se ha ido aprobando nuevos próceres; “de los beneméritos aprobados en la LXII legislatura faltan las estatuillas de José Pablo Moncayo García y a Evarista Briseño Orozco”, señaló el legislador.
Apenas hace unos meses se incluyó a Prisciliano Sánchez, quien por mucho tiempo fue omitido, por no tenerse el principal requisito (hoy abrogado), que era colocar sus restos mortales en los nichos, el primer caso registrado, ya que, según la historia de este personaje, en la época en que pereció, la situación política del país, era complicada y al tener detractores a su pensamiento, los simpatizantes de su ideología, exhumaron el cuerpo y lo ocultaron, sin que hasta el día de hoy se sepa en dónde fue sepultado.