LA LEYENDA DEL ESCRITOR FANTASMA
(Parte 1-2) Литэратура#13 Por: Carlos Martínez Valadez
Corría el año de 1900 en nuestra ciudad Guadalajara… La vida social en relativa calma ante las variables políticas y económicas entró en pausa cuando alemanes y franceses habían intervenido en nuestra localidad tanto para asentarse, tanto como para explotar comercialmente una sociedad puerilmente consumista.
Urbanistas, clero, comerciantes y políticos cuenta se habían dado de la evolución prospectiva para los siguientes cien años, en que cada ente hacia lo conducente para escalar en la sociedad susceptible de ser moldeada para generar un beneficio acorde a los intereses de cada quien; y aunque en el clero sobradas historias y leyendas desnudan “las sagradas entrañas” de esta falsaria e influyente institución; estas líneas serán dedicadas a narrar la historia transformada en leyenda de un acendrado político de la época: El diputado y legislador Lucio I. Gutiérrez Ibarra quien con los conocimientos, experiencia y limitaciones de la época, de continuo andaba en campaña.
En nuestro país regía la constitución de 1827 próxima a actualizarse; Porfirio Díaz entraba a su último periodo de dictadura, soplaban vientos de la revolución y los Estados Unidos pendientes de alguna fractura, veían a nuestro país como un potencial botín. Las relaciones públicas “nacieron” en los años 30´s en Estados unidos… El primer instituto experimental de psicología se fundó en 1916 en ciudad de México, la mercadotecnia fue exportada de Europa de donde surgió en el siglo XV… la sociología en pañales apenas daba técnicas aún no aplicables en nuestra naciente sociedad. Por ello el diputado Lucio I. Gutiérrez Ibarra en su aguda perseverancia buscaba la manera de posicionarse.
Cuenta la leyenda que Lucio I. Gutiérrez Ibarra como buen político sustentaba su actividad apoyándose en personales de ayudantía, asistentes, asesores y analíticos que orientaban su carrera política a fin de llegar a buen puerto. Entre este caudal humano, había un preparado personaje llamado Gregorio Bustamante quien le escribía sus discursos ante el populacho; así como los discursos ante el Congreso del Estado de Jalisco, propinando sendas cachetadas con guante blanco a sus opositores con una elegante retórica escrita que escondía una sabiduría, de la cual Lucio I. Gutiérrez adolece, y quien pagaba de manera austera –avara- a Gregorio sus servicios de escritura. Huelga decir que gracias a estos discursos y a su natural oratoria que Lucio I. Gutiérrez logró acentuada influencia en la política de masas de la época. Como legislador seguido le llegaban peticiones para crear leyes para favorecer al estado.
Fue en noviembre de 1902 recién electo nuevamente como diputado local, cuando misteriosamente llegó a su mesa una carta redactada con excelente escritura y en la que se leía lo siguiente: “Diputado Lucio I. Gutiérrez Ibarra soy el Sr. José Hemuda Yared, recién perdí a un familiar que fue sepultado en el panteón de Mezquitan cuya propiedad se encuentra junto a un mausoleo del alemán Hans Jaacks y cuyos familiares pidieron a la administración para posteriormente notificar, el retiro del sepulcro, aduciendo invasión de propiedad. Ante lo cual la administración del cementerio se vieron impedidos por la imposición de dichos propietarios alemanes arguyendo acuerdos políticos; por ello me veo en la necesidad de hacerle la petición de una iniciativa que regule la división del cementerio y que gente como yo descendiente de inmigrantes libaneses, pero oriundo de Guadalajara haga valer mis derechos para hacer usufructo de mi propiedad. El abogado que me representa me sugirió le solicitara redactar una carta a la comunidad alemana en nuestra ciudad con el fin de respetar las leyes vigentes y se subordinen sin acciones coercitivas hacia nuestras autoridades. Estoy seguro que bajo su sabio criterio logrará solucionar este problema que amenaza escalar a un conflicto de intereses que puede perjudicar la paz social. Quedo de usted Sr. José Hemuda Yared“.