PROFESOR NORMALISTA LUCIO CABAÑAS
Hemos planteado en otros momentos, la necesidad de alimentar la misión social y la conciencia de clase del magisterio a través de la recuperación de la memoria histórica.
El 12 de diciembre además de la festividad en honor a la virgen de Guadalupe, en un país donde es constitucional la educación laica.
Se conmemora un aniversario más del nacimiento del guerrerense Lucio Cabañas Barrientos.
El profesor Cabañas nació en el seno de una familia campesina, en El Porvenir de la demarcación de Atoyac de Álvarez, estado de Guerrero.
A manera de homenaje póstumo, en este punto geográfico de Atoyac, una estatua del profesor Lucio Cabañas, silente, inmóvil, recuerda a las nuevas generaciones de guerrerenses y mexicanos su olvidada contribución a la lucha social y al cambio de la gestión política a favor de los pobres.
Los normalistas rurales recordamos, muchos normalistas que se formaron en la Escuela Normal Superior de México también rinden homenaje a sus ideales revolucionarios.
El profesor Lucio pagó con su muerte la defensa de los ideales con las armas. Su muerte acaeció la madrugada del 2 de diciembre de 1974 en un tiroteo de la guerrilla contra las tropas militares, en la selva cafetalera El Otatal en Tecpan de Galeana, Guerrero.
Sin exagerar y sin hacer comparaciones fuera de lugar, de tinte mesiánico o de falso culto fanático al héroe, el profesor Cabañas fue el Che Guevara mexicano.
Hay una continuidad de su liderazgo en los movimientos sociales, en la organización de la izquierda lejana a la caricatura en la que se ha convertido el partido político del PRD; hay una memoria histórica por dignificar en los procesos de liberación.
Con el fusil al hombro, el revolucionario perseguido, acosado, asentó su movimiento en la agreste sierra guerrerense.
En la montaña, donde la pobreza de la gente es la constante, donde todas las contradicciones sociales y económicas se dan cita en la biografía de cada familia pobre.
Sumergirse en la biografía del profesor Cabañas es regresar a la coyuntura inmediata que generó el movimiento estudiantil y social de 1968, en la pérdida irreparable del normalismo rural al disminuir el número de escuelas.
En febrero de 1956, ingresó a la escuela Normal Rural de Ayotzinapa donde fue líder estudiantil, entre 1962 y 1963 fue Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, organización que aglutina a todas las Normales rurales.
Más tarde, al lado de Génaro Vázquez formaría parte del Movimiento Revolucionario Magisterial encabezado por Othón Salazar, en la vertiente de disidencia al sindicalismo oficialista que representaba el SNTE.
Valorar la biografía de Cabañas es también hacer la urgente revisión de la guerra sucia gestada en los sesentas y el primer lustro de la década de los setentas del siglo XX, las botas militares y paramilitares desde órdenes de palacio cercenaron vidas y voces de luchadores sociales.
Su pasión, el acercamiento a las comunidades indígenas, la vocación magisterial como medio para despertar conciencia social, reeducar como expresión de interculturalidad y compromiso, decía entre sus discursos que: “Había maestros del pueblo que estamos dispuestos a orientar, no sólo en lo educativo, sino en su lucha como parte del pueblo; padres de familia, parte del pueblo contra todo el régimen, contra el gobierno, contra la “clase rica”.
El ritmo de los acontecimientos, el contexto social y político, el estado de Guerrero y el secuestro de Rubén Figueroa, senador de la república y candidato a gobernador por el PRI, abril de 1974. La estrategia para atrapar al líder del Partido de los Pobres.
El país y el gobierno de Luis Echeverría Álvarez.
La fobia anticomunista, el odio legitimado institucionalmente.
Ese si fue un momento de odio extendido y polarización social, la génesis de los tecnócratas, la revolución raptada por los cachorrillos posrevolucionarios, los anticomunistas de ayer con balas y propaganda permanente.
La persecución del pensamiento libre y las dificultades para la agenda de justicia social en la mentalidad de los gobernantes trajeados y universitarios educados, sesgados, ciegos acomodaticios sobre la necesidad de los muchos pueblos que integran la sociedad mexicana.
El icono inspirador. Sus alcances y límites, aciertos y errores. En la escuela Normal Rural donde quien esto escribe cursó sus estudios de profesor de educación primaria, el mural de Lucio Cabañas fue el primer icono al ingreso de las aulas.
La primera lección de pertenencia de clase, la necesidad de unidad y organización de los hijos de campesinos y jornaleros, de educarse con rigor científico para emanciparse de estructuras que cosifican y alienan la práctica social y económica.
El largo camino para desprenderse de expectativas individualistas y formas de pensar pequeño burguesas, las asignaturas de Filosofía, de la ciencia social histórica, sociológica, política y antropológica, los atisbos de una Pedagogía crítica.
Dejar hacer para sí, para hacer para los otros.
La obra del artista Delgadillo entre líneas negras y superficies rojas, entre palmeras datileras, la impronta gráfica para entender luego parte del discurso de los movimientos estudiantiles. Bandera de huelgas y marchas, asambleas generales y conmemoraciones del movimiento entonces fresco de las mentalidades colectivas sobre los eventos del 2 de octubre de 1968.
Entre música de rock cassetera y las consignas por la liberación de la mujer, Lucio Cabañas, ideólogo y revolucionario práctico, fue apenas la antesala para estudiar en un primer nivel la filosofía marxista-leninista, la coyuntura de la revolución cultural de la China Popular y las condiciones de realización del primer ciclo de la revolución cubana.
La noción de pueblo, nuestra sociedad con contradicciones, de lucha sin tregua entre explotados y explotadores.
La mirada ampliada para comprender la dinámica social, el proyecto educativo posrevolucionario dirigido a la alienación y emancipación tersa de las masas.
La mirada retrospectiva para leer una de las piezas de lo que somos. El imaginario colectivo, los matices de hacer magisterio y construir sociedad.
Descolonizar la mentalidad y la conciencia como agenda necesaria para hacer educación a favor de las causas del desarrollo social.
Descolonizar para desmitificar el discurso dominante en ideas pedagógicas, para trascender esa especie de malinchismo de importación de ideas y propuestas externas e inoperantes, para hacer juicio crítico a los improvisados transformadores falsos con motivaciones intrínsecamente políticas.
La derecha en la gestión de los proyectos educativos que usa el dinero público con escritos de colores y cuentas de vidrio.
La superación del presentismo.
La muerte de Allende, el pinochetismo.
La CIA y USA, los militares y las dictaduras o falsas democracias en la sombra de los gobiernos latinoamericanos.
La Pedagogía Crítica y Popular, los movimientos de liberación a través de la educación en el primer estadio de desarrollo filosófico y científico.
Desde el constituyente de 1917, el ideal de formación del profesor normalista que prepara a los niños, niñas y adolescentes con competencia profesional, pero claro de la misión social hacedora de consenso en el marco del estado mexicano.
El espíritu del profesor y revolucionario Cabañas Barrientos, la educación necesaria para la emancipación de las mentalidades colectivas de las masas populares manipuladas y enajenadas por las condiciones materiales de inequidad.
La obra inconclusa, la lucha que sigue para mejorar las condiciones de justicia social, la presencia de Lucio Cabañas y la valoración de su espíritu en este momento histórico de democratización y justicia para los más pobres.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]