PERCEPCIÓN DE LA VEJEZ EN MÉXICO: LOS ABUELOS INVISIBLES

Cada 28 de agosto se celebra el día de los abuelos, no obstante, la percepción de la vejez en México provoca que este día no sea como lo imaginamos.

Si bien envejecer es una ley natural humana, todas las culturas proponen su propia interpretación del proceso de envejecimiento, digamos que son, como la luz de una vela.

Nuestra sociedad occidental contempla el ciclo vital como una subida, seguida de una estadía, a la que sigue, a su vez, un declive, mientras que otras (algunas comunidades africanas, por ejemplo) la contemplan como una sucesión de escalones ascensionales y convierten al viejo en el «hombre completo», el que ha pasado por todas las experiencias de la vida. Así, de un anciano que padece sordera dirán: «Es tan grande que nuestra palabra ya no le llega».

México experimenta el envejecimiento de su población, instituciones como el Consejo Nacional de Población (CONAPO), estiman que para 2030, habrá 20.4 millones de personas de sesenta años o más de edad, lo que representará 14.8 por ciento de los mexicanos.

Hoy en día, la cultura del descarte imperante tiende a considerar a los adultos mayores poco importantes e incluso insignificantes para nuestra sociedad.

A inicios del siglo XXI hemos sido testigos del problema en diversos sectores de la sociedad. La vejez se refleja en la representación social con unas connotaciones negativas que se proyectan en el subconsciente social con imágenes de este período vital.

Dentro de los cambios simbólicos del siglo XXI , referente a la percepción de los abuelos, se encuentra el envejecimiento.

Con el transcurrir del tiempo, las familias han sufrido innumerables cambios, debido a la modernización social que en lugar de afirmar los lazos de unión familiar, ocasiona su ruptura y a la vez provoca la degradación de los adultos mayores.

En la mayoría de los casos, el adulto mayor debe enfrentar sus problemas solo, especialmente los relacionados con las limitaciones familiares, por increíble que parezca en este siglo es cuando más los abuelos son víctimas de maltrato psicológico, humillación, desvalorización, amenazas de muerte y rechazo, siendo el abandono social y familiar, una de las formas de maltrato más comunes de que es víctima.

La mayoría de los integrantes de la familia especialmente los jóvenes, sienten repulsión hacia los ancianos que integran su núcleo familiar, siendo estos víctimas de acciones que lesionan la integridad del mismo.

Percepción de la vejez en México

En México 10.1 millones de personas adultas de más de 60 años están en riesgo constante de sufrir las consecuencias negativas de percepciones prejuzgadas o estereotipadas hacia la vejez, como el desempleo, maltrato, exclusión, abandono y negación de oportunidades y derechos fundamentales como la convivencia de los abuelos con sus nietos y familiares.

Resultados de la Encuesta Nacional de Discriminación en México (ENADIS) indicaron que casi una cuarta parte (24.1%) de los mexicanos perciben que la edad es una de las tres principales condiciones por la que sus derechos no han sido respetados.

La Encuesta Nacional de Envejecimiento , documenta que el 43% de los mexicanos considera que los abuelos son menos productivos, tienen menos capacidades para resolver problemas y son menos merecedores de atención.

ENFRENTARSE A LA VEJEZ

¿Cómo se enfrenta entonces una persona a la vejez avanzada?

La mayor parte de las veces con angustia. Cito a François Jacob, premio Nóbel de Medicina: «Lo que no se puede olvidar es el miedo a tener miedo. […] La imposibilidad de evitar la impotencia. Y también el terror a ser dominado como un niño, a ser manipulado. La obsesión de convertirse en un ser distinto al que uno es, de pensar diferente e incluso de dejar de pensar del todo.

En otras palabras, de convertirse en objeto de cuidados, en un ser dependiente de otros, no sólo para realizar las actividades de la vida cotidiana, sino también para que decidan en su lugar lo que a uno le conviene ,como el caso de los hijos que impiden a los nietos convivir con sus abuelos, porque consideran los hijos que los abuelos son tóxicos (término acuñado recientemente por los padres milennial, que seguro han de creer que ellos serán eternamente jóvenes).

La discriminación contra los adultos mayores, es decir el oprobio, se ejerce naturalmente contra estos viejos locos, estos reyes Lear shakesperianos, que no han sabido mantenerse jóvenes o volverse sabios o ser catalogados injustamente tóxicos.

Pero de todos los maltratos hacia los abuelos del siglo XXI, el peor reside en el sabotaje de la decisión personal.

Buscaré un ejemplo: en Shakespeare, en El Rey Lear, del que hablaba hace un momento. Cuando este viejo rey pide a sus hijas que respeten su deseo de conservar cien caballeros con él, éstas le responden: «¡Oh, señor!, ¡sois ya viejo!, ¡debierais dejaros guiar por alguna persona prudente, más conocedora de vuestro estado que vos mismo!».

El texto es plenamente actual. Ejemplo: «Mira, mamá. Ya no puedes cuidar nietos. Ya lo haré yo, tu hija amantísima, por ti. Y lo decido así por tu bien, mamá». Aquí tomo el papel de la hija, pero también podía implica frecuentemente el robo de la autonomía decisional.

CONCLUYENDO

Una leyenda germánica refleja bien esta situación. Se trata de un matrimonio que vive en el campo con sus hijos y un abuelo. Después de una mala cosecha, marido y mujer deciden llevar al viejo al hospicio; al día siguiente, el marido ayuda a su padre a hacer un paquetito con sus cosas y ambos emprenden la ruta. Después de andar unas horas y sintiéndose cansados, se sientan sobre una piedra al borde del camino y el viejo empieza a llorar; explica a su hijo que aquello le recuerda que, cuando era joven como él, había hecho lo mismo con su padre y se habían sentado en la misma piedra. Al oír esto, el hijo, que entendió el mensaje, le pide que vuelvan a casa.

El envejecimiento no tiene nada que ver con una rarefacción del ser. Sea cual sea la cantidad de cera, la altura de la llama de una vela siempre es la misma. Se puede, se debe crear un contexto en el que la llama pueda arder alta y clara dando luz a sus seres queridos; déjese iluminar con ellos, los abuelos son luz , existencia y flama de nuestra vida.