De acuerdo con lo reportado por la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo, en lo que va del 2022, las playas del Caribe mexicano presentan una cantidad de 18 mil 905 toneladas de algas del género Sargassum, lo que ha ocasionado diversas afectaciones ambientales y socioeconómicas.
Érika Vázquez Delfín, investigadora posdoctoral, Yolanda Freile Pelegrín y Daniel Robledo Ramírez, investigadores del Cinvestav Unidad Mérida, participaron en un proyecto que caracterizó, en función de espacio y tiempo, los arribazones masivos de “sargazo” en el Caribe mexicano durante 2018 y 2019, a través de la identificación de las especies presentes, la evaluación de su abundancia y la determinación de su composición bioquímica, con el fin de aprovechar este recurso.
Aunque el término “sargazo” se utiliza coloquialmente para nombrar a todas las algas y pastos marinos que se depositan en grandes cantidades en las costas y playas del Caribe, en sentido estricto se refiere a la presencia de especies del género Sargassum.
Esto es relevante para establecer estrategias de manejo y aprovechamiento, porque las algas de este género tienen compuestos que pueden generar efectos adversos en el ambiente, una vez que se depositan en las playas o sitios sin control y se descomponen, pero al mismo tiempo cuentan con potencial para ser utilizados en las industrias farmacéutica, alimenticia, cosmética y biotecnológica.
El proyecto “Valorización de la biomasa de arribazón del género Sargassum para su uso y aprovechamiento” consistió en realizar monitoreos mensuales, con el fin de conocer las afectaciones ecológicas y sociales que pueden provocar.
De las muestras recolectadas en seis localidades de la costa norte de Quintana Roo se identificaron, a través de diversos análisis en el laboratorio, los compuestos presentes en cada especie. Además, se hizo una evaluación del contenido de metales pesados, ya que las algas pueden absorberlos y liberarlos cuando se depositan y descomponen en la playa, provocando daños al subsuelo.