DIRECTORA DE PRIMARIA ES MÁS EMPRESARIA QUE DOCENTE.
Así lo han manifestado los padres de familia, cuyos hijos asisten al plantel de la Escuela Urbana número 161 “Juan Gil Preciado” turno matutino, ubicado en la colonia Santa Cecilia (espaldas del templo), al oriente de la capital tapatía.
Bajo el pretexto de carecer de recursos económicos y materiales oficiales; la directora Claudia Rebeca Salgado Ramírez ha implementado medidas sistemáticas, amagando a los padres de los alumnos con el argumento que, de no colaborar voluntariamente para contrarrestar las carencias del plantel, sus hijos serán los afectados; por lo que, cotidianamente se les solicita ayuda, para todas las ocurrencias que la directora considera urgentes de atender.
Con la complicidad de algunos incondicionales que le rinden pleitesía (disfrazados de colaboradores), estas personas se adjudican autoridad, sin ser empleados de la Secretaría de Educación y sin formación docente, toman decisiones, desempeñan actividades exclusivas del personal asignado por la dependencia educativa. Entre los que se encuentran: cuidar el acceso a los espacios de la escuela (fungir como conserjes), apartar los cajones de estacionamiento de uso exclusivo del personal docente, sustituir a las maestras tomando la responsabilidad del grupo cuando las profesoras no se presentan a laborar, al igual que cuando se requiere fungir como tesoreros o “cajeros” para controlar los dineros que frecuentemente solicita la directora.
El caso más reciente es que, la señora Salgado Ramírez reunió a sus colaboradores y personal docente para, manejar desde diferentes puntos, la aprobación de una visita al área denominada “la Canica Azul” en el núcleo de las fiestas de Octubre, para lo cual les impuso una cuota “voluntaria” de 60 pesos por niño, con lo que se cubría el transporte, el ingreso a este núcleo infantil con visita guiada, cosa que no se cumplió.
Los alumnos debieron viajar hasta de a cuatro niños por asiento, pagaron de manera extra su ingreso (que estaba cubierto con lo pedido por la directora), hicieron fila por más de dos horas para ingresar, ya que no había ningún acuerdo reconocido por los organizadores de las fiestas de octubre.
Aunado a estas irregularidades, los acompañantes debieron erogar de sus bolsillos otros gastos, ya que acompañaban a los alumnos ya que ni la directora o profesoras se dieron tiempo para acompañarlos.