EDUCACIÓN DE LA MUJER
Para la ruta larga de construir una sociedad de convivencia pacífica sustentada en la equidad, y particularmente en la equidad de géneros, hay que apostar a la educación integral y armónica de la mujer.
Hablar sobre ellas y desde ellas en los distintos foros políticos es necesario, pero pasar del dicho al hecho, es imperativo.
Extender la mirada, romper la invisibilidad de las mujeres explotadas, clarificar las injustas relaciones de poder; manejo y control, la mujer y la formación y decisiones políticas, la fuerza del número y la calidad de su participación.
El fortalecimiento de la cultura ideológica e histórica, la mujer como objeto de deseo de los partidos políticos de derecha de intencionalidad siempre encubierta.
Distinguir los falsos feminismos, romper los matices de la violencia simbólica, escuchar los gritos y leer los grafitis en monumentos y paredes.
La difícil educación de la subjetividad de la mujer en la educación neoliberal y burguesa, la propuesta líquida color de rosa de imaginarias abstracciones románticas; la desalienación del perfil de mujer tipo en la cinta “El estafador de Tinder”, usuaria acrítica de las redes sociales, compradora de espejismos y débil ante el resplandor de objetos de valor como los diamantes, los paseos en rolls royce, los hoteles cinco estrellas y los banquetes con caviar y champagne.
La ontogénesis de la necesidad de la especie humana, el peso de la necesidad y el hambre en la impronta del comportamiento inconsciente femenino de búsqueda de seguridad y conservación de bienes materiales.
El síndrome “Gaviota “de la mujer teatro representada en la primera dama del sexenio anterior.
La mujer educada, autónoma, independiente y participativa como ruta de desarrollo humano y emancipación.
La mujer como sujeto activo y el reto de emancipación desde los partidos de izquierda, de las falsas aguas mansas de la religiosidad y de la cultura de la paz.
El espíritu militante de Juana de Asbaje, Rosa Luxemburgo, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir, María Montessori, Marie Curie, Josefa Ortiz de Domínguez, Rosario Castellanos, Frida Kahlo, Gabriela Mistral, entre otras.
De nueva cuenta un año más de conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ahora en un telón de fondo de efectos post pandemia, amenaza de guerra en el Este de Europa y de violencia en los estadios en el capítulo nacional.
Las mujeres caídas en Ucrania, Las dos mujeres heridas, las mujeres agredidas sin distingos en el estadio La Corregidora.
El respeto social por construir hacia el género femenino, a las que marchan y hacen causa en las calles y frente a edificios públicos; a las que no marchan y hacen expresión silente de los rezagos por atender.
La conciencia colectiva de que la sociedad funcional nuestra sería imposible de imaginar sin la aportación de la mujer.
La sobrevivencia de la estructura familiar de los mexicanos en las condiciones emergentes del último año siempre dependiente del esfuerzo callado de las mujeres, de su laboriosidad y de los aportes como centros nutricios en los físico y psicológico.
Con el día conmemorativo de la mujer la consigna es seguir haciendo colectivo con su causa de igualdad y equidad y seguir empoderando socialmente para que se otorgue a ellas una educación alineada a sus intereses, talentos y particularidades socioculturales y socioemocionales.
En las aulas escolares no siempre se comprenden las maneras como aprenden diversos contenidos y habilidades y se diferencian los géneros en aspectos relativos a la dimensión socioemocional.
La docencia eficaz desde la perspectiva de género tampoco es un objeto de conocimiento sobre el que haya aportes de valor.
Hay algunos supuestos por trabajar con sistema, las rupturas y las adaptaciones como aquel en dónde el educando proyecta de manera inconsciente en la educadora la figura nutricia de la madre.
Las maestras como analistas curriculares, los pobres resultados de ambos géneros en experiencias como las evaluaciones de PISA en competencias lectora, matemática y científica en sujetos de 15 años son una evidencia de que el tramo de educación básica no está generando los resultados esperados, hay mucho por fortalecer en materia de habilidades necesarias para procesos de lectura, escritura y cálculo mental, noción de número, entre otros.
Algo acontece en los goznes entre niveles educativos en materia de continuidad del desarrollo cognitivo y algo no está ocurriendo en materia de sinergia de las prácticas educativas entre maestros y maestras.
Hay mucho por conocer en la manera como la variable género determina ciertas formas de construcción del pensamiento y la manifestación de las emociones.
Hay mucho por identificar, la manera como las prácticas formativas de maestras y maestros materializan aprendizaje y logran prácticas pedagógicas eficaces.
Con el telón de fondo del día internacional de la mujer y en la perspectiva de empujar juntos en el sistema educativo nacional a favor de la inclusión y la equidad se requiere fortalecer el proyecto de la educación pública y pasar de los datos al diagnóstico más completo y a la intervención en varios frentes.
El impacto del fenómeno de la pandemia, si bien ha trastocado a todos, ha sido más devastador en los ámbitos físico, emocional y laboral con las mujeres.
En la valoración del impacto de la pandemia, según el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, 2021, el estudio realizado a través de entrevistas con 57 mujeres en México arroja: “En lo físico, las mujeres reportan dolores en diversas partes del cuerpo, gastritis, migrañas, insomnio, subir o perder peso u otras molestias. En lo emocional , las mujeres reportan haber experimentado estrés, miedo o preocupación a contagiarse, a perder el trabajo, a la muerte, tristeza, desesperación, coraje, soledad, ansiedad, culpa y angustia”.
Si en materia económica y laboral se calcula que el impacto del Covid 19 con las mujeres ha significado retroceso en más de una década, la prospectiva es que también el impacto en materia de expectativas sobre la calidad de la educación, exprese un retroceso similar; esto ya es visible en indicadores educativos como la deserción y el rezago, tal como se reconoce desde la SEP.
Justo en ese escenario es donde el área de mejora del sistema educativo nacional es grande, atender de manera integral las necesidades formativas de la mujer y equipar su mochila de prácticas diversificadas que abonen al enriquecimiento de la curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.
Todo un desafío, educar a la mujer de manera liberadora, constructivista, humanista, proactiva y diferenciada.
*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. [email protected]