UNA HISTÓRIA DULCE AL NATURAL
Por: Redacción/ TEN/ Empresarial
Se trata de un cultivo cuya alta propiedad le permite transformar la luz solar en biomasa; es de origen asiático, pues los primeros registros ubican la planta en la Isla de Nueva Guinea, de donde se llevó a la India y posteriormente a España, para luego ser introducida durante la colonización a México; primero a Veracruz y después a Jalisco (entonces territorio de la Nueva Galicia), actualmente es un cultivo que se puede encontrar en al menos 22 estados de la república mexicana.
Esta historia la ubicaremos en la región Valles de Jalisco, en el municipio de Tala (segundo lugar nacional en la producción de caña), donde se encuentra el ingenio azucarero; aquí platicamos con un productor de este “zacate” energético, perteneciente a la familia del bambú, otate y carrizos, con la diferencia, que transforma los nutrientes de la tierra y la luz solar en biomasa, convirtiéndolo en un compuesto de sacarosa, que se transforma en azúcar y sub productos derivados de la misma.
“Se aprovecha toda la planta y se obtiene no nada más azúcar, también melazas, alcoholes, hasta el papel sanitario lo obtienen de los residuos de la caña y del proceso industrial se obtiene energía eléctrica”, dijo don Narciso Valdéz Partida, experimentado productor cañero de esta región.
Heredero ya de la tercera generación de cañeros, aprendió desde muy niño que, para lograr buenos rendimientos del cultivo, el principal ingrediente que se necesita no es la especie de la cepa, tampoco los agroquímicos, mucho menos la intención de trabajar por trabajar es el amor a la tierra y de allí, el conocimiento y la disciplina, combinado con la perseverancia.
“Una fórmula que me enseñaron, primero mi abuelo y después mi padre; sus conocimientos y consejos, hoy me acompañan y los aplico en las parcelas, todos los días”, refirió don Narciso.