OPINIÓN

EL PROBLEMA EDUCATIVO

EL PROBLEMA EDUCATIVOPor: Miguel Bazdresch Parada*

Una vez zanjado, por ahora, el asunto de los libros de texto gratuito ha de renacer la cuestión educativa de fondo. Se trata de retomar tres cuestiones centrales en la configuración permanente de la educación en nuestro país. La primera es la formación de profesores. La última medida de fondo en este territorio fue instaurada en los años ochenta del siglo pasado. Se trató entonces de hacer de la formación profesoral una profesión al reconocer los estudios de las escuelas Normales como licenciaturas. Hoy se requiere modificar de fondo la formación, a la luz de toda la ciencia educativa acumulada desde aquellos años, para hacer coherente la formación Normal con los avances de las ciencias sociales, de las ciencias del hombre y de la gestión del conocimiento, hoy enfrentados a herramientas tecnológicas capaces de procesar datos. Estos avances anuncian la necesidad de revisar si la profesión de profesor debe adquirirse en la universidad.
La segunda cuestión es lo que hasta hoy seguimos llamando currículo. Vieja expresión con la cual se define “aquello que debe enseñarse en la escuela” organizado por segmentos disciplinares los cuales no se comunican entre sí. Hoy, todo el contenido de la educación básica, salvo pequeños vacíos muy especializados, está disponible en la web y accesible a quien disponga de un aparato factible de conectar a la red de Internet, hoy de alcance mundial (desde luego aquí la disputa por “conectar” a todas las escuelas y a todos los estudiantes y profesores/as a este dispositivo). Por tanto, no tiene sentido “enseñar contenido” si el estudiante lo tiene a “tres teclas” de distancia. Y así tiene sentido desarrollar las múltiples capacidades para dominar ese contenido, reconocer para qué y cómo es pertinente, aplicarlo para revisar, y corregir, su desempeño. Para esto el estudio y el aprendizaje ha de estar al centro en la fórmula: la escuela es “aprender a aprender” a fin de conocer y adquirir las habilidades y actitudes con las cuáles no sólo se acerca al contenido para saber de éste y saber aplicarlo, sino para aprender a hacerlo juntos con otros, pues en equipo, en grupo, en comunidad se puede validar un conocimiento y su aplicación exitosa.
EL PROBLEMA EDUCATIVOLa tercera cuestión, sin obviar a otras de importancia, está asociada a las ahora llamadas “Ciencias del Aprendizaje”. El siglo pasado y los años de este XXI son abundantes en la reflexión pedagógica y la propuesta de pedagogías. Un recuento reciente muestra un número mayor a cincuenta “modelos” o métodos. Por ejemplo, aprendizaje situado, integrador, basado en proyectos, tutorial, personalizado, inclusivo, autónomo, a lo largo de la vida, en red, etcétera. No todos son pertinentes a todos los propósitos educativos y todos son un conjunto con el cuál se puede emprender el aprendizaje prácticamente lo que se ocurra. Por ejemplo, no hay pretexto para evitar la educación inclusiva e incluyente de quienes hoy llamamos “diferentes” por no disponer de alguna capacidad física o intelectual. Esta abundancia y riqueza pide ahora educadores y formadores capaces de generar “metodologías”, es decir, una lógica para utilizar, combinar y aprovechar todos los métodos pertinentes al aprendizaje en turno, lo cual hará posibles que todos los estudiantes puedan aprender lo necesario, cada uno con el método más adecuado a sus capacidades y a sus retos. En “equipo” con el formador y sus compañeros.
Tres cuestiones. ¿Un sueño?

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]

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