OPINIÓN

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y JUSTICIA SOCIAL

Inhala y exhala  en tu entorno  social: económico, político, las olas de poder y sus medias verdades y medias mentiras de una sociedad, apática, y la falta de informarse, la pereza a la lectura. La ignorancia y el fanatismo instrumento del poder y un sistema de partidos montados en nuestra democracia imperfecta. Juan Jacobo Rousseau representa esta negación, y porque pierde la fe de que haya verdades absolutas crea su Contrato social, donde teoriza que las cosas deben moverse, no por normas de razón, sino de voluntad.

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y JUSTICIA SOCIALHoy con las circunstancias de esa argamasa de poder, que no es de partido, sino que es un movimiento que se deberá expresar  la organización civil con base a la  democracia participativa y sus principios de libertad e igualdad.

No es de derechas ni de izquierdas es la búsqueda de una sociedad con más equidad social y romper ese cerco de las desigualdades sociales  de pobreza y al vacío de ese derecho a la educación, salud  y seguridad, instrumento de certeza  que permita el desarrollo del país.

SI, Creen que para unificar voluntades conviene ofrecer las soluciones más tibias; creen que se debe ocultar en la propaganda todo lo que pueda despertar una emoción o señalar una actitud enérgica y extrema.

¡Qué equivocación! A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete SI surcamos de un modelo  globalizado de desarrollo comercial, de consumo, pero no violentar la soberanía del Estado Mexicano, los gobiernos sean de derecha es la aspiración a mantener una organización económica, aunque sea injusta, y la izquierda es, en el fondo, el deseo de subvertir una organización económica, aunque al subvertiría se arrastren muchas cosas buenas.

La voluntad del poder de la persona en la forma de ejercer ese poder emanado de nuestro sistema democrático. Nada sobre la constitución que es el alma de nuestra identidad.

Nuestra libertad  y al arbitrio  de poder ser una fuerza de reflexión, de  argumento  y razonamiento de los seria los más aptos a la nación,

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y JUSTICIA SOCIALLa Patria es una unidad total, en que se integran todos los individuos y todas las clases; la Patria no Puede estar en manos de la clase más fuerte ni del partido mejor organizado.

La Patria es una síntesis eminente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir ese espíritu de un pueblo que no ha consolidado esos instrumentos de expresión en nuestra vida endógena y sujeto a la traición, ambición de poder que nubla su cerebro.

El Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria.

Tenemos todo el motor de nuestros actos futuros y de nuestra conducta presente, porque  seríamos un partido más si viniéramos a enunciar un programa de soluciones concretas.

La libertad como medio de expresión y de ideas capaces de generar conciencia social y colectiva, palabrería liberal y más respeto a la libertad profunda del hombre. Porque sólo se respeta la libertad del hombre cuando se le estima, como nosotros le estimamos, portador de valor es eterno; cuando se le estima envoltura corporal de un alma que es capaz de condenarse y de salvarse.

Cuando al hombre se le considera así, se puede decir que se respeta de verdad su libertad, y más todavía si esa libertad se conjuga, como nosotros pretendemos, en un sistema de autoridad, de jerarquía y de orden, de respeto al estado de derecho.

Los derechos emanados de nuestra constitución sean cumplidos a través de esta organización orgánica de nuestros gobernantes y a la capacidad de poder establecer mejores mecanismos de igualdad social, romper esa pobreza que por siglos ha obstruido el desarrollo del país; no se canten derechos individuales de los que no pueden cumplirse nunca en casa de  los famélicos, sino que se dé a todo hombre, a todo miembro de la comunidad política, por el hecho de serio, la manera de ganarse con su trabajo una vida humana, justa y digna.

No estaría del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar tan sólo; no es una manera de pensar: es una manera de ser. No debemos proponemos sólo la construcción, la Arquitectura política.

Tenemos que adoptar, ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud de la persona  profunda y completa.

El espíritu de servicio y de sacrificio, el sentido ascético y militar de la vida. Así, pues, no imagine nadie que aquí se recluta para ofrecer prebendas; no imagine nadie para defender privilegios, sino,  a la fuerza de competencias del ámbito civil y castrense, si, un ejército capaz de ser la fuerza coercitiva  del estado con reglas de mando.

Si estamos pasando a un sistema de partidos  acéfalos sin sociedad, y a política capaz de ejercer, debatir y determinar a la Única forma es nuestra Democracia imperfecta: Los partidos políticos nacen el día en que se pierde el sentido de que existe sobre los hombres una verdad, bajo cuyo signo los pueblos y los hombres cumplen su misión en la vida.

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y JUSTICIA SOCIALEstos pueblos y estos hombres, antes de nacer los partidos políticos, sabían que sobre su cabeza estaba la eterna verdad, y en antítesis con la eterna verdad la absoluta mentira.

Al Inconveniente llega un momento en que se les dice a los hombres que ni la mentira ni la verdad son categorías absolutas, que todo puede discutirse, que todo puede resolverse por los votos, y entonces se puede decidir a votos si la Patria debe seguir unida o debe suicidarse, y hasta si existe o no existe Dios.

Los hombres se dividen en bandos, hacen propaganda, se insultan, se agitan y, al fin, un domingo colocan una caja de cristal sobre una mesa y empiezan a echar pedacitos de papel en los cuales se dice si Dios existe o no existe y si la Patria se debe o no se debe suicidar. Y así se produce eso que culmina en el Congreso de los Diputados capaces de tener el argumento y no a los“ ¡CAÑONAZOS DE ÁLVARO OBREGÓN!

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