Hemos perdido un hijo, no sólo su madre, sino todos aquellos que defienden lo indecible, porque hijo del bien se es, cuando obedece causas gallardas y se es hijo del pueblo y de la patria por amar lo más valioso que se tiene: una madre.
Ninguna madre pues debería por orden natural sobrevivir a un hijo y hoy, una madre sobrevive no sólo al hijo, sino al héroe.
Los que hemos tenido el infortunio de perder a un hijo, somos por más, las que sabemos cómo el mundo enmudece ante el dolor que desgarra las entrañas y rasguña el alma.
Hoy el orbe se detiene para rendir homenaje a un tierno héroe, cuya valentía y amor filial nos han dejado una huella imperecedera.
Emiliano, pequeño de apenas once años, ha partido hacia los celestiales parajes tras un acto de valor que nos conmueve en lo más profundo de nuestro ser.