¿QUIÉN IMPARTIRÁ JUSTICIA?
Por: Dr. Luis Octavio Cotero Bernal*
Jalisco transita por una época de nula justicia y nula dignidad, pues nuestra realidad social es, la de tener autoridades incapaces y una impunidad preocupante. El crimen se volvió una constante en nuestro día a día.
Nuestra lógica elemental, nos obliga a pensar y a cuestionarnos, situados ante la reciente y lamentable muerte de ocho jóvenes dedicados a una actividad evidentemente lícita, dada su preparación académica y profesional ¿quién impartirá justicia?
El actual presidente de la república se ha caracterizado por su evidente ambición, pues sólo se ha ocupado en manipular, dividir y denigrar a nuestra raza, la que, según la historia, no ha sido de gran linaje, pero sí ha sido de casta y de honor, pero tanto el presidente como el gobernador de nuestro estado, lejos de enfrentar y resolver el problema de la seguridad pública, no hacen otra cosa que, satisfacer su vanidad y acariciar su ego. ¿Qué si son poderosos? Sí, lo son, ese aspecto no está en duda, pues ambos derrochan recursos públicos sin beneficio alguno para la sociedad.
Muy particularmente aquí en Jalisco, el gobernador con una desvergüenza absoluta, dice celebrar, doscientos años en los que Jalisco es un estado libre y soberano, celebración a la que, se le agrega, la del titular del Poder Judicial y el Congreso del Estado que, no es otra cosa que, un remedo de facto del Congreso de la Unión, pues la gran mayoría, sólo ocupan un lugar para contribuir a cumplir los caprichos de los ejecutivos que, desde luego, tienen perdida la “H”, esa letra que, se agrega en todo documento oficial, cuando se dirige a alguna de las instituciones de gobierno.
Mi expresión, respecto a que, han perdido la “H” es, porque dejaron de ser honorables, porque hoy por hoy, el estado de derecho está más que ausente, pues así lo demuestran las actuaciones del gobierno, un gobierno desinteresado de aquello que, un día le prometieron a la sociedad, pues parece que, ya olvidaron que, prometieron el cumplir y hacer cumplir la constitución y desde luego, todas las leyes que, de ella emanen, promesa que, resultó falsa.