Nuestras opiniones y prejuicios son inicialmente satisfechos con habilidad y ulteriormente reforzadas, con la ayuda de pormenorizados análisis digitales de las inclinaciones y hábitos, para poder revendérnoslo nuevamente a aquel que busca una razón más allá de lo objetivo. El resultado, es «ira empaquetada vía WhatsApp».
El público es incapaz de expresarse cuando se manufactura la división. Está hipnotizado por la falsa disidencia de las guerras culturales y las teorías de conspiración que compiten entre sí.
Los nuevos medios se han atrofiado en un reality de mal gusto, centrado en personalidades políticas, sucesos históricos y teorías disruptivas. El discurso cívico se define por comentarios invectivos e insultantes en internet. El poder, mientras tanto, sobrevive sin ser examinado y cuestionado, mientras los ciudadanos se desgarran unos otros sin centrarse en la veracidad.
Los nuevos medios tienen el poder del caldo de la rana, sumidos los nuevos consultantes y el nuevo público de WhatsApp, de YouTube, de Instagram, poco a poco van cocinando a la rana, que ni cuenta se da de que es cocida.
En estos nuevos modelos de “información “No hay posibilidad de que haya una zona gris en nada de esto. O eres de un bando o eres de otro, sin darnos posibilidad de salirnos de la caja informativa y saber que podernos informarnos de más formas leyendo mucho y aprendiendo más, pero en estos procesos unidireccionales, no se permite mirar más allá de la pantalla y en eso reside la trampa que muy pocos perciben. Déjeme le muestro como…
LA IRA DE LAS REDES SOCIALES
Las redes sociales en sí mismas son una adición, ya no podemos estar sin ellas, nos ha vuelto dependientes, en la pandemia no salimos del celular.
Esto es una estrategia de marketing que fomenta un comportamiento adictivo y agresivo. Cuanto más se rastrean los hábitos de los lectores y espectadores en Internet y los dispositivos electrónicos, más se alimenta la adicción y la agresión.
Las redes sociales nos vuelven adictos al proceso de encender pantallas. Especialmente lo vuelve a uno adicto a la idea de que vas a activar un programa de noticias o leer un artículo y dirá algo que nos va a hacer clic con el sentir de frustración que actualmente reina en la sociedad.
La sensación durante esta pandemia es catártica, con nuestros afanes frustrados, vamos con la ira encendida buscando el fuego que nos haga desahogarnos en la hoguera de nuestras propias tragedias personales, por eso la “noticias” de las redes sociales son tan re enviadas y tantas veces compartidas.
DE LUCHA LIBRE PROFESIONAL Y DE GALLEROS EN LOS NUEVOS MODOS INFORMATIVOS
Déjeme le comparto algo interesante pues viene acaso, hace años la lucha libre fue un fenómeno, funcionaba extraordinariamente bien por el poder los antagónicos, donde había un Santo y donde había un demonio (Blue Demon), ahora en esta etapa de la sociedad el antagonismo vende, hoy por hoy, en el ring, enfrentándose, los que creen de los que no creen en la pandemia y nuevamente los que ganan no son los que se enfrentan entre sí.
Hoy por hoy, el enfrentamiento es de técnicos (medios tradicionales) contra rudos (nuevos medios) son el nuevo ring, la nueva lucha libre tecnológica.
Se lo expongo así:
“-Hay un gallo giro y un gallo colorado, las apuestas comienzan”- … los que ganan, por cierto no son los gallos, claro que no, los que ganan dinero son los que ponen la apuesta, es decir, los que generan las notas que se re envían, esos, los dueños de los grandes corporativos mercadológicos que ya supieron cómo tomar la medida a una sociedad que merece respeto y que merece calidad informativa, en este caso las cadenas “informativas” de redes sociales y las falsas noticias sin rostro aparente, son las que ganan y como individuos nos pican la cresta.
CONCLUYENDO
Saltemos fuera de la caja informativa, defienda su manera de informarse, piense afuera de la caja. Si usted no cree en los medios tradicionales de su localidad, contraste información en medios estatales, nacionales e internacionales que considere de mayor seriedad e impacto.
Finalmente piense en las redes sociales y los medios como un espacio que ofertan la posibilidad de difundir de forma masiva un pensamiento, opinión o hecho; no podemos generalizar y decir que “todos son malos” o “buenos”, unos pocos no deberían coartar la opinión y credibilidad del otro. Es por eso, que en la basta oferta informativa el lector, usted, yo, debemos blindarnos y contrastar información, acercarnos a expertos, escuchar la misma noticia en diferentes espacios, ir a fuentes oficiales. No es la noticia o supuesta noticia la “villana”, es uno, que la replica sin saber, sin leer y hasta opina, alarmando a otros y colaborando con esos, que si lo buscan asustado y desinformado.
En una nueva era, es momento de poner todo en una balanza, y comprender que si bien, los pecados de los viejos medios, (por malos que fueran), impactaron en su momento, en el panorama de inmediatez y globalización con información sin fronteras, no son nada comparados con los pecados de algunos de los nuevos medios. Esos, los que dan información poco verificada, tendenciosa, esos que por unos hacen perder a otros, al ser meros proveedores de chismes, teorías de conspiración y entretenimientos procaces, y aún más, proveedores de odio, son de los que deberíamos apartarnos.
Una sociedad informada, es empática y consciente de que lo que dice y hace afecta en su vida y la de otros. No es momento de juzgar, es tiempo de aprender. Sálgase de esa jugada y concentrémonos en crear un mejor México, que eso urge y nos está haciendo mucha falta.
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