El historiador Antonio Saborit García Peña lo relata así: “Esta historia puede ubicarse en las colecciones que lograron reunir y organizar, a lo largo del siglo XIX y las primeras décadas del XX, las diversas comunidades letradas que se dieron cita en el Museo Nacional.
“El guardado de Carlos de Sigüenza y el museo de Alexandro Favián, en el siglo XVII, o el Museo Histórico Indiano de Lorenzo Boturini, el gabinete de Historia Natural de Joseph Longinos Martínez, en el siglo XVIII, el gabinete de curiosidades de Ciriaco González de Carbajal, el particular de Diego de la Rosa y Landa o el de Felipe Sánchez Solís, al inicio y al final del siglo XIX. De dichas colecciones, a raíz de la reestructuración del museo, durante la segunda mitad del siglo XIX, surgieron los primeros departamentos de Arqueología y Etnografía, y en el interior del Museo Nacional se desarrolló la antropología profesional”.
En la obra editorial conmemorativa Instituto Nacional de Antropología e Historia, 80 años, Saborit García Peña relata que la colección creció en cantidad, calidad y valor, e impulsó el lanzamiento, en 1871, de los Anales del Museo Nacional, publicación especializada dedicada a dar a conocer su colección de objetos, pertenecientes a los diversos ramos de las ciencias naturales y arqueológicas, y a hacer que una mera curiosidad se transformara en fuente para el estudio de la historia antigua y de la diversidad lingüística y cultural de las poblaciones indígenas del país.
Los Anales, junto con otras publicaciones, ahondaron en la transformación de sus salas, y el espacio museológico se encargó de concitar la creación de un ambicioso programa para la formación de los nuevos profesionales del pasado con la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas.