MEDIO AMBIENTEREGIÓN

EXISTIÓ UNA VEZ UN «OASÍS» EN JARDÍNES DE LA PAZ.

EXISTIÓ UNA VEZ UN "OASÍS" EN JARDÍNES DE LA PAZ.
La primera de 24 Torres de departamentos del Grupo Inmobiliario San Carlos, una empresa con no muy buenas referencias ante la Profeco.

Por: Vigaro.

La zona al oriente de la ciudad de Guadalajara no solamente era un referente por la gran cantidad de productores de hortalizas, flores y otros productos agrícolas que abastecían los mercados locales de Tlaquepaque, Guadalajara y Tonalá.

Por su peculiaridad y abundancia de manantiales en la zona, con el crecimiento de la capital jalisciense, hace casi 60 años ya era conocida como «Cantarranas» y posteriormente a una parte se le llamó Tetlán.

Agua, vegetación, armonía y otros elementos característicos de los asentamientos semi urbanos de esa época, invitaba a los tapatíos a disfrutar de una atmósfera «rural» cercana a la ciudad.

Pasó el tiempo y la mancha urbana invadió los terrenos, formó colonias y la modernidad transformó aquella apacible región en lo que actualmente es un territorio altamente habitado, muy peculiar, ya que entre los polígonos que conforman y delimitan a las colonias, hay personas de diferentes niveles socio económicos.

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Sellos de clausura en las puertas y estás abiertas permitiento el ingreso de trabajadores y vehiculos.

Existen aún espacios propios y con identidad popular, donde sus habitantes se establecieron hace más de 50 años y provenían de diversos lugares del interior del Estado; con conocimientos del manejo del campo, agrícola y campesino.

Otros espacios fueron mayormente planeados y urbanizados para dar vivienda a personal que laboraba en dependencias gubernamentales, personas con otros conocimientos, mayor preparación académica y otra visión de la sociedad, tal es el caso de Jardines de la Paz.

Este amplio polígono habitacional gozaba del privilegio de compartir espacios en común, el principal fue el parque San Rafael, un espacio público e importante «pulmón» generador de oxigeno en el oriente de Guadalajara, con especies como Eucaliptos, Ficus, Laureles de la India, Pinaceas, Casuarinas y otras especies arbóreas.

EXISTIÓ UNA VEZ UN "OASÍS" EN JARDÍNES DE LA PAZ.Otro no menos importante pero más exclusivo fue originalmente llamado Club Jalisco, posteriormente el Club Chivas, utilizado por socios; un terreno similar en tamaño al parque público citado, en donde había una amplia zona arbolada, espacios verde y debido a la gran cantidad de agua, los baños y piscinas a manera de balneario, gozaban del gusto de las personas.

Actualmente en este espacio (privatizado) se pretende construir un concepto habitacional de alta densidad demográfica con la creación de más de mil 576 departamentos, utilizando un área que en la actualidad ha afectado el entorno, debido al manejo de los recursos que allí se encontraban.

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Loro de la especie «Cola Lila» una de las especies que habita en esta zona de San Rafael.

A últimas fechas, las islas de calor han incrementado ya que donde hubo árboles frondosos y que no solamente purificaban el aíre, servían de hogar para las aves (endémicas y migratorias), sino también como reguladores de la temperatura y captadores de la lluvia que a su vez enriquecían los mantos freáticos (abundantes en la zona); ahora hay planchas de concreto, asfalto y zonas áridas.

Para muchas personas que habitan en las inmediaciones de este lugar, en colonias como Jardines de la Paz, Colonia San Rafael, Prados del Nilo, Jardines del Nilo, Jardines de los Poetas, Infonavit San Rafael y otras; al preguntarles sobre lo que les gustó para vivir allí o tomar la decisión de establecerse con su familia, los recuerdos les invaden y sus ojos se llenan de nostalgia; tal es el caso de don Jacinto, quien se dedicaba a sembrar hortalizas, «era bien bonito, venían los sábados o domingos, muchas familias de otras partes de

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Perico «mejilla Amarilla» otro de los hermosos especímenes de ls cinco especies identificadas en lo que fuera el antiguo Club Chivas.

Guadalajara cuando era temporada de jicamas, no se vendían por kilos como ahora, se vendían por metros. Llegaban  hasta los solares y preguntaban cuanto costaba un metro de jicamas, pagaban y se llevaban todas las que sacaban».

La señora Eulalia recuerda que cuando llegó a ese lugar, las familias, se conocían y hasta se frecuentaban, «sabíamos que hacia cada uno de los vecinos, a que se dedicaban, si se podía confiar  o no en ellos. Pero igual y entre los que vivíamos procurábamos cuidarnos o estar pendientes, nos veíamos en fiestas, misa, en el parque o en los jardines, era muy agradable salir  con los chamacos a jugar en el parque o simplemente pasar la tarde bajo la sombra de los árboles».

Para quienes conocieron la vida interna del Club, como a don Gustavo, quien tenía membresía y sus hijos participaban en varios de los equipos de fútbol, ver en lo que ha quedado convertido ese terreno, resulta frustrante,»era otra época, estábamos en una posición privilegiada; ya que si bien existían otros lugares como el paradero que era del Atlas, no muy lejos de aquí, en el club de las chivas se encontraban y convivían muchos de los vecinos que éramos compañeros en algunas dependencias de gobierno o de la colonia y nuestras familias nos conocíamos todos, eso se acabó, mejor dicho acabaron con eso».

En tanto, para quienes se niegan ver desaparecer todo ese maravilloso entorno (lo que les queda de lo que fue un oasis); aseguran que harán todo lo humanamente posible para que las autoridades, los empresarios inmobiliarios, la sociedad en general, propios y extraños. Vean la realidad de la afectación que se ha generado, los daños irreversibles que la voracidad ha propiciado, destruyendo y transformando en inhabitable lo que daba hogar a muchos seres vivos, y mejor calidad de vida a quienes llegaron hace muchas décadas antes, así lo señala la señora Leticia, «Aquí llegaban parvadas enormes de diferentes pájaros, que en las mañanas cantaban y se escuchaban, alegraban el ambiente, se veían volar como nubes enormes; ahora por las tardes llegan otras especies, en número más reducido, cotorros o pericos pero diferentes, loros cabeza amarilla, pájaros carpinteros, palomas de diferentes tipos, colibríes; aún podemos decir que reconocen esta zona para anidar, en el club había muchos árboles y se llenaban de muchas especies, pero ya talaron todo, no hemos dado cuenta y lo denunciamos, pero las autoridades no hacen nada por conservar ese entorno, pareciera que están de acuerdo con los inmobiliarios».

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El perímetro de los terrenos que alguna vez fuera un club social y deportivo en Jardines de la Paz, avanza depredando flora y fauna que se niega a sucumbir ante los caprichos inmobiliarios de empresarios y poderosos políticos.

Agregó la afectada que, por intentar defender los espacios «vivos» llenos de vida y diversidad ecológica, procedieron a interponer procesos judiciales, de los cuales, los que han procedido a favor de la preservación del medio ambiente, son las propias autoridades quienes desacatan, «vienen y colocan sellos pero los ponen en donde no afectan el ingreso de las personas que siguen trabajando, igual los vehículos, entran y salen, aunque haya engomados o calcas oficiales de clausura, no les hacen caso y las autoridades son cómplices, lo único que ha generado nuestra defensa es que nos impongan fianzas millonarias, procurando ganar tiempo, porque saben que no tenemos esas cantidades para complacer el precio fijado por la ley, en tanto, como medida dilatoria, los empresarios inmobiliarios se mofan de nuestra defensoría».

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Infinidad de letreros se encuentran en las casas de los vecinos al gran desarrollo inmobiliario persuadiendo a incautos, quienes engañados por el grupo San Carlos van adquirir problemas.

Los vecinos se niegan a caer de rodillas ante las injusticias, los favoritismos y el abuso de las autoridades en torno a este negocio inmobiliario llamado Gran San Rafael, y aunque es obvio que existe contubernio para evitar la defensa de medio ambiente, lo que ha quedado de manifiesto por el actuar de las diversas autoridades que han intervenido, desde el municipio de Guadalajara al otorgar licencias y permisos para talar, construir; el estado para facilitar la modificación de los planes parciales de desarrollo urbano, y que decir de los representantes del poder judicial, quienes han impuesto fianzas millonarias (estratosféricas) casi inalcanzable para cualquier persona particular, tal es el caso que nos obliga a pagar un millón 800 mil pesos, a fin de frenar la construcción de dicha obra, señalaron.

«Nos vemos obligados a salir a botear y pedir el apoyo económico de los vecinos de las colonias y de las personas que circulan en sus vehículos, a quienes abordamos en los cruceros y les damos información de la afectación que esa mega construcción va a generar, vivan o no en esta zona de la ciudad, al final, el daño lo vamos a sufrir todos los que habitamos en el área metropolitana de Guadalajara» concluyeron los afectados.

Debe resaltar que este lugar se ha convertido en una zona habitacional de alto densidad, existen una docena de escuelas desde preescolares, primarias, secundarias publicas y otro tanto de instituciones particulares, los vecinos ya padecen de tandeos de agua y cortes intermitentes de energía electrica, por lo que la circulación de más vehiículos o la llegada de miles de personas, haría casí imposible poder vivir con las condiciones mínimas de habitabilidad, algo que parece no importarle a las autoridades en turno.

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