CULTURA

EL ASILO

Литэратура # 43

Por: Carlos Martínez Valadez.

Guadalajara, año 1842 nace en una casucha de adobe bajo condiciones muy humildes Atanasio Irigoyen Bautista (nombre derivado de Tánatos sombra y regente de la muerte, según la mitología griega y que en realidad el prefijo “A” indica: «en contra de la muerte»). Su abuelo de origen vasco murió en la resistencia del Puente de Calderón en 1811. Ante las precarias condiciones que prevalecían en nuestra ciudad en aquellos tiempos, Atanasio tuvo una infancia y adolescencia con privaciones, hambre y falta de atenciones; por lo que un acérrimo y soterrado resentimiento se encontraba como un engendro que amenazaba salir, manifestarse; sin embargo, prudente luchaba contra sus propios demonios.EL ASILO

Incapaz de estudiar tuvo que dedicarse a varios trabajos, y a lo largo de diez años; fue aguador, albañil, bolero, barría banquetas, limpiaba establos y, obligado por la situación tuvo que cuidar a su septuagenaria abuela paterna viuda, quien poseía un remedo de hacienda por el rumbo de la barranca de Huentitan. Su abuela de fuerte carácter le gritaba al preadolescente lo que tenía que hacer en lo doméstico, en el campo y en su persona a quien continuamente tildaba de “bueno para nada” … así, aguanto casi tres años.

Con el resentimiento a cuestas y dado que no es valorado se emancipa por fin de la temperamental abuela y se va a buscar mejor suerte en lo laboral a otra parte. A sus 28 años de edad se la dan de afanador y albañil en las calles y alrededores de un terreno que al paso del tiempo sería un templo donde se fundaría un asilo en 1886 ubicado en la calle de San José de Analco, “La Casa de la Salud” que posteriormente se convirtió en hospital.

Fue allí donde por sus buenos méritos y siendo conocido al paso del tiempo y “con la experiencia adquirida” durante el cuidado de la abuela fue que le asignaron el cuidado de los viejitos que para entonces vivían y terminaban sus días allí recluidos en improvisadas casas de adobe. En realidad, Atanasio renegaba discretamente de su trabajo, pues le tocaba limpiar inmundicias, lidiar con el pueril comportamiento de los ancianos y en ocasiones cargarlos como fardos a su cama.EL ASILO

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *